El pasado 29 de noviembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – Unesco reconoció como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad al Sistema de Conocimiento Ancestral de los cuatro pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta: Kogui, Wiwa, Arhuaco y Kankuamo.
Esta decisión se suma al de los palabreros wayuú y a la música vallenata en los departamentos del Cesar, Guajira y Magdalena.
En esencia, el reconocimiento del Sistema de Conocimiento Ancestral, que abarca los mandatos sagrados que sustentan la existencia de estos cuatro pueblos en armonía con el universo tanto físico como espiritual, se basa en la Ley de Origen, la cual contiene diversos códigos de enseñanza, aprendizaje y comportamiento.
La lidereza arhuaca Leonor Guneywya Zalabata, explicó que “la Ley de Origen es un sistema de conocimientos que nos hacen sentir de lo tangible de ser personas a lo intangible del espíritu que nos une con otros seres vivos como las plantas, los animales que también tienen su propio espíritu”. Y precisó: “Tenemos capacidad realmente de reconocernos como hermanos de la naturaleza y no solamente un ser superior al resto de vidas que tiene la tierra y que tiene el universo”.
A todo reconocimiento de patrimonio inmaterial de la humanidad por Unesco se impone unas salvaguardas para proteger, como este caso, al sistema de conocimiento ancestral de los pueblos de la Sierra Nevada. Una de ellas es institucionalizar el diálogo de saberes intercultural entre las sociedades mayores y menores del diverso universo colombiano, latinoamericano y del gran Caribe.
Anticipándonos al reciente anuncio hecho en el marco de la sesión número 17 del Comité Intergubernamental de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, que se realiza en la capital de Marruecos, a comienzo de enero del presente año, hicimos con la maestra Leonor Zalabata, hoy embajadora en la ONU, su hijo Teyrum, magíster en física pura de la Universidad Nacional, los docentes Sánchez-Vence y la especialista fisioterapeuta Aida Becerra, un constructivo conversatorio en un patio ecológico en el municipio de El Molino (Guajira) acerca de si era viable y factible la convergencia de las diferentes formas de conocimiento de la realidad colombiana desde sus territorios.
En esa oportunidad, concluimos de manera provisional, que las formas de conocimientos, especialmente, el saber ancestral y popular en relación con las ciencias duras no son excluyente, ni se deben imponer hegemónicamente generando una forma de dominación, sino que convergen interdisciplinariamente en forma horizontal a través del diálogo de saberes hasta alcanzar puntos de encuentros para una visión total de la realidad.
En el anterior sentido, las formas de relacionamiento colectivo conducen a ser complementarios y concurrentes de los saberes para la superación, por la práctica sentipensante, de las asimetrías de todo orden en las poblaciones con más afectaciones de inequidad.
La declaratoria por Unesco del sistema de conocimiento de los 4 pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta como patrimonio de la humanidad en perspectiva de diálogo de saberes, democratiza la apropiación responsable de la naturaleza y la tierra en condiciones de sostenibilidad, dignifica los pueblos originarios de la Nación, confirma la condición multicultural de la sociedad colombiana, se constituye en un acto real de soberanía y autonomía de la Constitución de 1991, es un camino para la reconciliación y la paz y se convierte en el principal activo para el cambio en una Colombia con culturas y territorios diversos.