La renuncia del antropólogo Otto Vergara al cargo de secretario de Desarrollo Económico de La Guajira, una vez conoció el decreto del nombramiento de la nueva gobernadora encargada, Tania Buitrago González, es el ejemplo de una persona ponderada, que tenía claro que llegó a la administración a apoyar la gestión del exgobernador Weildler Guerra Curvelo.
A la renuncia de Otto Vergara le siguió la dimisión de los secretarios de Educación, Emilse Sánchez; Salud, José Octaviano Liñán Murgas; y Lácides Toro, director de Planeación, quienes cumplieron la tarea que les fue encomendada en medio de las dificultades propias de una administración.
Esos son ejemplos a seguir y se esperaría que los secretarios que aún no han renunciado, lo hagan una vez entreguen el informe de gestión detallado, solicitado por la mandataria encargada, Tania Buitrago González.
Si se tiene en cuenta que se está inmerso en la ley de garantías por las elecciones al Senado y Cámara de Representantes, en marzo del próximo año, donde la ley protege a los funcionarios, es claro también que la nueva mandataria requiere trabajar con personas de su entera confianza, razón por demás suficiente para que quienes continúan en el gabinete renuncien a sus cargos.
Las dimisiones deben ser espontáneas, y no deben circunscribirse a mensajes temerarios que se hacen llegar de diversas maneras, entre ellas, a desconocer a quienes siguen ejerciendo la labor al frente de las secretarías, eso tampoco está bien, cuando la propia mandataria en su discurso de posesión hizo un llamado a la unidad.
Es importante que los secretarios que llegaron de la mano del exgobernador encargado, Weildler Guerra Curvelo, asuman una actitud madura sobre la nueva circunstancia en que se encuentran, para que una vez cumplan con el deber de entregar la información de cada uno de las iniciativas que trabajaron, procedan a dejar a disposición de la gobernadora su cargo, atendiendo también a ese principio que no representan a ningún grupo político.
Es hora de mostrar coherencia frente a lo que siempre promulgó Guerra Curvelo, en el sentido que llegó acompañado de los mejores profesionales de La Guajira, tanto en formación académica como en el ser, entonces ellos tienen la última palabra.
Estos profesionales deben actuar de manera equilibrada y mesurada, sin apasionamientos, entendiendo que llegaron para acompañar a un mandatario en calidad de encargado por un tiempo determinado.