Parece que los guajiros no podremos cantar y bailar con mucho sabor la canción, ‘Yo no olvido el año viejo’. Da la impresión que la chiva, la burra negra, la yegua blanca y una buena suegra, no hacen parte del archivo de cosas buenas que nos deja el 2024.
El año que cierra mañana nos deja gigantescos interrogantes que nos producen preocupación, sobre el futuro de la inversión para el 2025, tras un recorte presupuestal que está por encima de los 399 mil millones de pesos, a un Departamento que ha perdido su fuerza financiera de regalías, pero que además tiene la grave carga social de resolver los problemas ancestrales que se vienen arrastrando desde hace muchos años.
Para ser sinceros, y luego de buscar entre los archivos de los ministerios y secretarías de obras de cada municipio, solo encontramos pequeñas obras hechas por los alcaldes y anunciadas con bombos y platillos en boletines de prensa que circulan en redes sociales, diarios virtuales y medios radiales. Solo eso.
Claro, nos dejan una serie de anuncios con una profunda utopía y toques mágicos, como el famoso tren bala, que partiría de la mina de Cerrejón, hasta llegar a Puerto Bolívar, o un aeródromo en una de las zonas más deshabitada como es la comunidad de Paraíso, ubicada en una polvorienta trocha surcada por cardones y trupillos, por donde no existen carreteras para transportar a quienes van a hacer uso de las aeronaves.
Las chivas de la canción están amenazadas por ántrax o carbunco, una enfermedad detectada por el ICA en una comunidad indígena de Manaure, lo que originó una declaratoria de emergencia que terminará en largas jornadas de vacunación para frenar los brotes infecciosos.
Pero en realidad qué nos deja el 2024 que tiene su triste epílogo mañana 31 de diciembre:
Nos deja el precio del galón de la gasolina más alto del país $16.368. El anuncio de un aeródromo internacional sin ningún avance. Un ‘tren bala’ en una tierra donde hay pocas carreteras. Un récord Guinness en bloqueos a carreteras y entidades públicas. Programas para la niñez desfinanciados. Le quita a la Zona Especial Aduanera la posibilidad de importar textiles para Maicao. Nos ubicó entre los 5 departamentos con mayor recorte presupuestal para la inversión pública.
Nos mantiene el liderazgo con el mayor número de niños muertos por desnutrición. Nos deja con la posibilidad de no poder operar la logística y administración del pozo offshore Sirius. Nos deja una incertidumbre presupuestal para invertir en zonas afectadas por la ola invernal.
Lo peor, nos congela la terminación del proyecto ranchería, cuyas aguas estancadas en la presa El Cercado, esperan servir de algo con la sed que mata a seres humanos.
En La Guajira, fiestas, pólvora, conjuntos musicales, pero con una Sentencia que nadie quiere cumplir. ¡Ojalá el 2025, sea diferente!