El departamento de La Guajira despide el 2024 con desafíos estructurales que requieren soluciones urgentes y sostenibles. Al dar la bienvenida al 2025, es fundamental reflexionar sobre las obras prioritarias que pueden transformar la vida de sus habitantes y construir un futuro más prometedor para esta región rica en cultura, recursos y potencial.
El Gobierno que lidera Jairo Aguilar en calidad de gobernador de La Guajira, viene trabajando 24/7 y superando todo de obstáculos para poder cumplir con su programa de Gobierno al momento de terminar su periodo constitucional, pero es prioritario para el 2025 los proyectos como la carretera Nazaret-Uribia que no solo mejorarían el acceso entre comunidades rurales y urbanas, sino que también facilitarían la prestación de servicios básicos a las zonas más apartadas. Además, la construcción de vías terciarias impulsaría la economía local al conectar productores con mercados y promover el turismo sostenible.
En materia de agua, la Empresa departamental de servicios públicos domiciliaros de acueducto y alcantarillado, liderada por Andreina García, viene entregando diferentes proyectos que mitigan la sed histórica del Departamento. Allí mismo la implementación de plantas desalinizadoras y sistemas de abastecimiento adaptados al entorno árido de la región debe ser una prioridad en 2025. Estas soluciones no solo aliviarían la crisis hídrica, sino que también contribuirían a mejorar las condiciones de salud y bienestar de las comunidades.
Energías renovables, La Guajira tiene un potencial único para liderar la transición energética en Colombia. Sin embargo, muchos proyectos de energía solar y eólica enfrentan retrasos por conflictos sociales de la misma comunidad. Recomendamos que el Gobierno y las empresas deben trabajar de la mano con las comunidades para garantizar que estos proyectos se concreten de manera justa y sostenible, beneficiando tanto a la región como al país.
La construcción y adecuación de escuelas y centros de salud es imperativa para atender las necesidades de los sectores más vulnerables. En el 2025 se requieren inversiones que incluyan modelos interculturales garantizarán que las comunidades indígenas wayuú y afrodescendientes tengan acceso a servicios que respeten y promuevan su identidad cultural.
El turismo en La Guajira tiene el potencial de convertirse en un motor económico. Para ello, es indispensable desarrollar infraestructura turística que sea respetuosa con el medio ambiente y las comunidades locales. El Cabo de la Vela, Punta Gallinas y otros destinos emblemáticos necesitan inversiones en servicios básicos para atraer visitantes y generar ingresos para la región.
El 2025 debe ser el año en que La Guajira deje de ser una región olvidada y comience a recibir la atención que merece. La clave está en priorizar obras que no solo atiendan las necesidades inmediatas, sino que también promuevan un desarrollo sostenible e inclusivo. Solo así será posible transformar el panorama actual y construir un futuro digno para todos los guajiros.
Hoy le decimos adiós al 2024 que lo calificaríamos como preparatorio para que en el 2025 comiencen a verse las obras que requiere La Guajira.