Un ser humano es el ladrillo biológico imperfecto que busca siempre el destino incierto de la felicidad. La unidad biopsicosocial fundamental y contradictoria, –moral e inmoral— con que la humanidad día a día fabrica y destruye su medio ambiente y su propio mundo.
Una guía para entender a la especie humana
Cada ser humano es un genoma, encarnado en un único, fugaz e irrepetible cuerpo de la especie homo sapiens llamado persona.
Como toda la materia viva, un ser humano es construido partecita por partecita, átomo a átomo, molécula por molécula, siguiendo las instrucciones de cada uno de los más de 21 mil genes que conforman su genoma. Y, cada partecita, y el todo como unidad, funcionan integralmente, debido a millares de reacciones eléctricas y químicas instantáneas —corporales y mentales—, acopladas y gobernadas, instante por instante, por genes también específicos.
Así, piensa, recuerda, aprende, tiene instintos, habla y camina en dos patas con manos libres y hábiles.
Así se inflama: coagula, cicatriza y se defiende de otros genomas humanos o de virus, hongos, parásitos, animales y bacterias.
Así se emociona, tiene sentimientos altos y bajos, nobles y ruines.
Así odia, envidia, coopera, se enoja, mata y ama.
Así socializa y no sabe vivir solo.
Así hace ciencia, arte, música, literatura, filosofía, pactos sociales y leyes.
El de un humano, como todos los genomas de la Tierra, es un genoma liberal, un fin y una dignidad en sí mismo, audaz, competitivo y excluyente, como cualquier cucaracha, virus, planta, hormiga, bacteria, grillo, perro o elefante; cuyo propio interés — su ineluctable y fatal destino egoísta— es: existir, sobrevivir y multiplicarse, a costa de los recursos del medio que lo rodea, incluyendo a otros genomas.
Un humano, es un genoma perteneciente al orden de los primates: género homo, especie sapiens: carnívoro, depredador, territorial, xenófobo, nacionalista, racista y supremacista. Difícil de gobernar. Violento y propenso a la guerra, que busca a toda costa su propio interés, necesitando siempre la amenaza de la fuerza de la justicia, y de la violencia estructural y militar del Estado, de la pena y del castigo, así sean morales o sociales.
El ser humano es sensible: sueña, baila, canta, llora, juega y ríe. Es él mismo: tiene identidad, subjetividad, auto conciencia, libre albedrío y raciocinio. Es inteligente. Goza, sufre. Siente miedo, asco, dolor y vergüenza.
Siente el mundo: lo ve, lo huele, lo oye, lo gusta, lo imagina y lo respira. Lo escribe y lo lee; como también lee y edita sus propios genes.
Por: Stevenson Marulanda Plata – Presidente Colegio Médico Colombiano