La denuncia del secretario de Asuntos Indígenas, Helión Arends, debe alertar a los líderes de esas comunidades para que a través de diálogo logren que se aplique la vacuna, especialmente a los niños, a fin de evitar que los casos no se multipliquen porque contrario a lo que se cree, la no atención a tiempo puede generar resultados que podrían ser funestos.
Si bien existe un tema cultural que se convierte en un obstáculo para los agentes de salud que deben cumplir con una tarea, se debe trabajar para que los padres de familias logren entender que se busca es proteger a sus hijos y a ellos mismos.
La situación entonces indicaría que es necesario generar un clima de confianza entre las partes, para que a partir de allí el relacionamiento sea de pleno entendimiento porque se trata de evitar problemas serios de salud porque simplemente no se permite que se aplique una vacuna.
Se requiere también la intervención de la Procuraduría de Familia y de la Defensoría del Pueblo, para que sirvan de interlocutores y se conviertan en mediadores de una situación que requiere de voluntad de las comunidades indígenas wayuú, para el ingreso a su territorio de un grupo de vacunadores que deben llegar totalmente identificados a cumplir con su tarea.
No es el momento de buscar culpables, es la oportunidad para evaluar también esa negativa que creemos no solo obedece a un tema cultural, es posible que tenga que ver con ese alto nivel de desconfianza con las autoridades que casi nunca cumplen con los compromisos que adquieren con esas comunidades, a quienes se les vulneran derechos como el de la salud y la educación.
Hay mucho que trabajar en este tema, pero por lo pronto se debe actuar sobre lo urgente.
De acuerdo al Ministerio de Salud, El sarampión es una enfermedad causada por un virus, se desarrolla en el ser humano, es muy contagiosa y se transmite de persona a persona al inhalar pequeñas gotas de secreciones respiratorias expulsadas por una persona contagiada al hablar, toser o estornudar.