Joe Biden, actual presidente de la Unión Americana, quien aspiraba a ser reelegido, tomó la decisión que todo su partido esperaba: renunció. Seguirá en la Casa Blanca hasta terminar su periodo, siempre y cuando su estado de salud se lo permita. No hubo sorpresa. Era algo que estaba previsto. Ayer el mandatario reapareció en la arena política, luego de ser afectado por Covid y oficializó su retiro como candidato.
Pese a no ser sorpresa, el mundo político de occidente se estremeció y de inmediato llegaron reacciones de todo el planeta. En los Estados Unidos, mientras los demócratas comienzan a buscar alternativas para llevarlas a la convención del mes de agosto próximo, los republicanos esperan conocer quién será el próximo rival de Donald Trump, quien se pronunció con duras palabra en contra de Biden, a quien calificó de corrupto y de llevar al país a un caos total.
Entre los demócratas el nombre que viene tomando fuerza desde el mismo día del debate, que se convirtió en la primera derrota de Biden a la reelección, es el de la aspirante a la vicepresidencia Kamala Harris. Un alto porcentaje de la colectividad la respalda, pero también han salido cuatro nombres que corresponden a gobernadores de igual número de Estados.
¿Qué viene ahora? Es la pregunta que todos se hacen, especialmente en el seno de los demócratas, que deben buscar un candidato que tenga el mayor consenso, que no genere grandes divisiones, que pueda unificar a los donantes, que maneje un discurso coherente, que vaya en línea con el partido de gobierno.
El primer gran paso ya ocurrió ayer a mediodía, cuando el presidente Joe Biden se apartó de la candidatura. Ahora viene la reunión de emergencia del DNC, en donde el comité de normas y reglamentos establecerá el proceso para buscar el reemplazo.
Como Biden se retiró antes de la convención de agosto próximo, el reemplazo tendrá que salir de ese evento y no podrá ser nominado directamente por el dimitente. Para recordar que el presidente Biden tendría una gran capacidad de determinar su sustituto ya que controla en estos momentos 3.908 de los 3.939 delegados. Las leyes de cada estado deciden cómo deben elegir esos delegados y 14 de ellos fuerzan, inicialmente, a votar al candidato que ganó la primaria estatal.
Biden también puede liberar a sus delegados para que voten con libertad a los posibles aspirantes que se presenten. El ganador sería el candidato que obtuviese el apoyo de al menos 1.976 delegados.
La Casa Blanca espera un nuevo inquilino el 20 de enero del 2025, y los electores el 5 de noviembre del 2024, tienen la responsabilidad de elegirlo. Hay que esperar.