Bloqueos, basureros satélites, pimpinas, y postería con alambrado de púa, hacen parte del paisaje que se puede observar, cuando los viajeros ingresan a La Guajira por cualquiera de sus rutas. La mayor concentración de este paisaje típico se encuentra desde Hatonuevo, hacia el extremo norte de la península. De eso no cabe duda.
Algunos expertos consideran que, en los 15 municipios del territorio guajiro, sus alcaldes han realizado ‘negocios’ muy equivocados para la operación de sus servicios públicos: agua potable, alcantarillado, aseo, alumbrado público, plantas de sacrificios, terminales de transportes.
A todo lo anterior, se suman los pésimos negocios que se hacen a nivel regional, para la operación y comercialización del servicio de energía eléctrica. Todas las empresas se han convertido en verdaderos petardos para sus usuarios.
En La Guajira, la empresa Air-e se ha convertido en el principal generador de protestas sociales. La primera causa, es el mal servicio que se presta, los cortes intempestivos, que dejan a los usuarios sin energía a cualquier hora. Lo más grave, son las altas tarifas.
Los inversionistas hacen buenos negocios. La Creg les acomoda a su gusto las tarifas, el Estado les paga millonarias sumas por concepto de subsidios, mientras que, en cada proceso de transición, las empresas salientes, les dejan una millonaria cartera ‘morosa’, la cual obligan a pagar a sus clientes, sin que ellos tengan la oportunidad a que le expliquen de dónde provienen los guarismos facturados.
Los municipios o distritos tienen la potestad de contratar sus operadores para manejar los servicios de agua potable y alcantarillado. En esa parrilla de negocios, no incluyen, el sistema de alcantarillado pluvial. Ese, que no lo facturan directamente, lo asumen con contratos, cada ente territorial.
Las peores situaciones se viven en La Guajira, en donde dos empresas extranjeras, tienen el control, bajo diferentes ropajes, para manejar los acueductos, recibir los subsidios, cobrar las viejas deudas y contratar con los municipios para ejecutar obras de un presunto mejoramiento.
Qué decir del servicio para el manejo de residuos sólidos. Todos los municipios brillan por la suciedad de sus calles. En el sur, se maneja un relleno sanitario que funciona en Potreritos, área rural de Fonseca.
Riohacha, la capital del Departamento, carece de relleno sanitario. Tuvo uno, pero fue cerrado por estar contaminado a las comunidades indígenas de la periferia. Todos los desechos de la capital, van a parar al relleno del Norte, que opera en Maicao, y sirve para recibir todas las basuras que envía Uribia y Manaure.
Hoy, los habitantes de La Guajira, son los más afectados por la mala calidad y las altas tarifas de los servicios públicos que se prestan en el Caribe, que merecen una intervención urgente del Estado.