Cuando en una tarima, el artista Haffit David, de manera emotiva, dijo “este micrófono vale 60 millones”, muchos se contentaron, otros se asombraron al ver a un joven talentoso, mostrando a un hombre carente de humildad y de sentido de pertenencia, psicológicamente hablando, cometer un error involuntario o en una conducta sin la intención de causar daño; Haffit es considerado, para un futuro cercano, como una proyección de éxito, es decir, que esa conducta y lo que generó, le enseñará ciertos patrones de comportamiento acordes a la madurez que exige ser un verdadero artista.
Todos los errores son involuntarios, porque si uno hace algo con voluntad, no es un error, sino mala intención. Todas nuestras equivocaciones son ‘sin querer queriendo’, pero hay distintos niveles de errores, porque son distintas las consecuencias. Algunos errores son graves, ya que sus consecuencias son terribles, mientras que otros errores son menores, porque estos no tienen consecuencias significativas.
Ya sea que lo queramos o no, todos nos equivocamos en la vida, porque los errores dejan al descubierto nuestras limitaciones; como estamos limitados en conocimiento, en fuerza, etc., siempre vamos a cometer alguna equivocación, es decir, que el error hace parte de la vida misma y nunca deberíamos verlo como el fin del mundo, por el contrario, sirve para mejorar, para crecer, para lo que muchos creen que es la catapulta del artista, es el principio y el anuncio de la revolución del vallenato de la nueva ola. Haffit David, con solo 23 años, se convirtió en una figura en el género vallenato, sin grabar un CD con temas inéditos, solo con los famosos covers, pasó del niño humilde que ayudaba a su padre a vender hielo, a liderar esa revolución de la nueva ola, cambiando su vida social y económica, de tal forma que es el artista con mayor presentación en Colombia; la prueba de que ese error involuntario lo llevará al éxito, es ver cómo las redes sociales quieren acabarlo, como si nadie de los que hoy lo critican, hubiesen cometido nunca un error; el silencio de sus colegas y la burla de muchos de ellos, entre esos, algunos juglares que se pegaron a estas críticas, para figurar en las redes, es la mejor muestra de que es el artista sensación del momento; cabe aquí pronunciar la frase bíblica atribuida a Jesucristo: “ El que esté libre de pecado, que lance la primera piedra”.
Los artistas que, en una forma jocosa, se han referido al episodio del micrófono, han ayudado a consolidar a esta joven promesa de nuestro folclor Vallenato. Hoy, el referente de todos estos jóvenes talentosos, es el cantante Silvestre Dangond, quien en sus inicios cometió muchos errores y de ellos aprendió y hoy es el artista con mayor fama y proyección internacional y pese a su indiscutible éxito y gran fortuna económica, es el hombre más sencillo con sus seguidores. Silvestre Dangond, reconocido artista vallenato de 44 años, reveló en una reciente entrevista con Molusco TV.
En la charla, Dangond comentó sobre la vida de ‘turbulencia’ que llevó durante los inicios de su carrera, afectada por problemas de alcohol y sustancias psicoactivas. Durante la conversación, el intérprete de ‘A blanco y negro’ describió detalladamente cómo esa etapa de descontrol impactó en la relación con sus hijos. Recientemente las redes sociales intentaron atacarlo por otro error involuntario que cometió con una fan que le pidió cantar en vivo su éxito ‘La tartamuda’ y salió a disculparse. “Creo que me pasé”.
El artista vallenato reconoció su error y comentó que “Simplemente quise ser gracioso para hacer reír a los asistentes, pero no se vio así”; sin embargo, agregó que en las redes sociales hay mucho odio y que los seguidores se lo tomaron de la forma equivocada. Haffit David nació el 7 de julio de 2001, en la ciudad de Riohacha, La Guajira.
En 2024, Haffit David Arregocés Martínez fue nominado en la categoría de ‘Mejor agrupación juvenil vallenata del año’, en los Premios Upar, junto a su compañero Jafid Nazar; este reconocimiento destaca su creciente influencia en la escena vallenata, y hoy, por un error involuntario, las redes sociales lo han convertido en el joven más exitoso del género vallenato, y aunque Dios le permita tener muchos micrófonos de 60 millones, será el artista de la humildad, muy admirado y querido por sus cada vez más numerosos fans.