Todas estas acciones atraídos por la ambición de los grandes grupos económicos del mundo que a toda costa han querido y así lo han conseguido, someter a la toda América Latina en sus ambiciosos planes extractivistas, acolitados de los diferentes gobiernos de turno en el caso colombiano, porque según sus mentes obtusas, no hay otro modelo económico que se pueda aplicar para la sostenibilidad del país. Para el caso que nos compromete que es el del departamento de La Guajira, territorio que ha venido siendo expoliado de sus recursos naturales no renovables, llámese Carbón y Gas, hay suficientes evidencias y experiencias que desde aproximadamente tres décadas a la fecha, La Guajira, es más pobre, obteniendo el galardón de tener los más bajos índices de pobreza, de educación, de infraestructura, de servicios públicos del país, ocupando así los últimos lugares en todos los parámetros medibles junto al departamento del Chocó.
No bastan las desastrosas vivencias y experiencias que han vivido los asentamientos campesinos y étnicos (indígenas y afrodescendientes), en las áreas de influencias de la explotación del Cerrejón. No bastan las negras experiencias de que La Guajira ya no es un Departamento Agropecuario, sino según algunos “sabios” o más bien plagiadores de nuestro terruño, somos un departamento minero. No bastan las permanentes contaminaciones de aire, suelo, aguas superficiales y subterráneas. No basta la exterminación de nuestras fuentes de agua, como son los ríos y arroyos producto de esas explotaciones. No bastó revisar que el Departamento ha sido siempre débil en el recurso agua en sus zonas de la Media y Alta Guajira. Nada de eso le bastó al Gobierno Nacional, ni a los dirigentes locales para poder analizar esos aspectos y haber direccionado un mejor esquema para dichas explotaciones. Nada tenía valor en ese entonces, solo era suficiente que nadie se opusiera y que nadie alzara la voz para salirse ellos con las suyas como así lo hicieron a costa de lo que La Guajira hoy está viviendo.
Hoy pretenden traernos dos nuevos mega proyectos, también extractivistas, uno el famoso fracking o fracturamiento hidráulico, que se localizará en toda la Cuenca Cesar – Ranchería y el otro Orca 1, que estará localizado en Uribia. Se cree y algunos folclóricamente dicen y vociferan que a “La Guajira se le apareció nuevamente la Virgen”, con estos proyectos. Tamaña barbaridad. Pareciera que no aprendemos de las experiencias vividas. Proyectos estos totalmente lesivos para el Departamento, entiéndase en la parte ambiental y socioeconómico.
En lo ambiental, porque seguirán destruyendo nuestros suelos, terminando así la faena de desaparecer por completo el recurso agua por las cantidades que se utilizará en el fracking, como mayor insumo. Seguirán contaminando nuestros suelo, aire y finalmente los lodos o fluidos de regreso terminaran con cualquier sistema biótico de nuestro Departamento. Y en la parte socioeconómica del Departamento estos proyectos seguirán acabando con las áreas agropecuarias disponible para tal fin, haciendo que nuestro Departamento y sus gentes sean más pobre, llegándose a la miseria. Sino revisen y hagan el ejercicio de recorrer las zonas de influencia del Cerrejón, en donde las áreas que antes eran fértil para la agricultura y la ganadería en pequeña escala son solo desolación y tristeza (continua mañana).