Por José Aragón Jiménez
No creo que sea casualidad, pero echando una mirada general a Latinoamérica, sin detalles sobresalientes, sentimos abiertamente una intranquilidad, llamada miedo. Además de la pandemia, los líderes políticos también nos causan ese temor. En estos momentos, la frase atribuida a Winston Churchill, no puede ser más elocuente en su decir: “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Bajo esta óptica, y porque nuestra ignorancia lo permite, en Colombia estamos gobernados por personas que, en sus desaciertos patrióticos, se han autoproclamado caudillos, o a quienes estos designen; estas figuras representan la individualización del poder y sintiéndose apoyados, por gente con una inteligencia torpe y ciega, creen tener mayor prestigio que las instituciones. Hacemos lo imposible para que esos populistas se mantengan en el trono. Siento vergüenza ajena escuchando un carretillero, vendedor de verduras, diciendo que “si votamos por los opositores nos expropian”. Creo que no estoy exagerando cuando digo que tenemos la peor clase política que nos ha regido y los peores electores, porque eso es lo que merecemos. Estamos permitiendo que violen los derechos fundamentales de la sociedad y su democracia, generando, con esa actitud, desconfianza a su institucionalidad.
En mayo de 2007, Iván Ballesteros publicó una carta de Fidel Castro a Hugo Chávez, por Radio Caracas TV y su sistema radial. Los términos de la misiva son recomendaciones de Castro a Chávez: algunos de sus apartes, servirán para una reflexión de lo que estamos viviendo en Colombia; entre líneas dicen: “…los pobres son mayorías y tienen mala memoria…” “…acusa al pasado, a la democracia de todos sus males… aprende a manejar su ignorancia”. “Genera un nuevo nacionalismo, despierta el odio, divide al pueblo, se eliminarán unos a otros. La violencia te servirá para instalarte”. Sigue insistiendo: “Por todos los medios, mantén la mayoría en la asamblea, mantén a tu lado, como mínimo, a la fiscalía y al tribunal”. “Acúsalos de corruptos, desprestígialos, recoge periodistas, empresarios y líderes laborales”… Por último: “Hay que fusilar a los opositores… esto es lo único que los silencia y es económico”. Por la lectura de esta carta, los dos medios informativos fueron clausurados por el gobierno chavista. Se entiende, que esta determinación, es un gobierno dictatorial.
Colombia es “un Estado Social de Derecho”, de acuerdo a la Constitución de 1991, pero no hemos aprendido a respetarla. Empezando por los mandos superiores. Han utilizado el poder, no para producir cambios significativos en las políticas sociales, ni para evitar ese desequilibrio en la balanza representativa de nuestro sistema democrático. Elegimos a los congresistas democráticamente, pero su tendencia es integrarse a los reducidos grupos, con poder político y financiero, llamados “elites del poder”, según Charles Wriht Mills. Ellos son, los que se preocupan, básicamente, por mantener una férrea defensa de sus propios intereses. ¿Cómo lo hacen? Manteniendo una concentración de poderes a su favor, presidente, congreso, fiscales, procuradores y demás entes de control. Se basa en concentrar los poderes alrededor de una administración central. En Colombia el presidente. La desigualdad en manos de pocas personas.
Es claro que un sistema democrático tiene un principio fundamental, según Maurice Duverger, este principio es la separación de poderes. El presidente será elegido por sufragio popular. Lo mismo sostiene Montesquieu, en su teoría de la separación de poderes del Estado: “La distribución jurídica de las funciones ejecutiva, legislativa y jurídica, limitan el uso arbitrario del poder, para conservar la libertad y derechos de los ciudadanos”.
Cuando hay concentración de poder, el principal problema que tenemos es que los intereses de las elites, priman sobre las de interés general. Quienes hoy gobiernan, gritaron a todo pulmón que, si se apoyaba y ganaba el partido contrario, Colombia sería como un estado “Castrochavista”, pero no ha sido así. Parece que el contenido de la carta, de Castro a Chávez, se la hubiesen apropiado los que hoy ostentan el poder: se han mantenido acusando al gobierno anterior de todo lo malo que está pasando. Se ha generado un nuevo nacionalismo, polarización. Los líderes campesinos, sistemáticamente son silenciados. El presidente tiene a su favor todos los entes de control, procurador, fiscal, contralor y defensor del pueblo. Finalmente aquí está definida la concentración del poder, sin poderes circundantes. ¿Es una dictadura? Pero como pobres ignorantes y de mala memoria, tenemos lo que merecemos.