En tiempos de las tecnologías de la información es casi imposible sustraernos de pertenecer a grupos de WhatsApp. Si bien no hay reglas para escribir libremente lo que se quiere decir u opinar de cualquier tema, la prudencia aconseja evitar tocar ciertos temas susceptibles a otras personas como las creencias políticas o religiosas. Nunca se sabe cómo reaccionarán los demás integrantes de un grupo, por eso mejor es curarse en salud y ser prudentes al opinar sobre estos temas, o en el mejor de los casos, abstenerse de comentar acerca de los mismos para evitar malos entendidos.
Marx dijo que la religión era ‘el opio del pueblo’ y Maquiavelo que ‘la política es el arte de engañar’. Si bien comparto eso, nada tengo en contra de ninguna religión y respeto igual a quien cree o no. Lo cierto es que desde que a alguien se le ocurrió separar las ideas religiosas para crear diversas religiones, y las ideas políticas para organizar partidos políticos, la historia de la humanidad ha sido la lucha ideológica del hombre por imponer sus creencias y opiniones políticas sobre los demás, para dividir a la sociedad y controlarla como mejor convenga a sus intereses particulares.
Religión y política históricamente han sido utilizados como instrumentos de poder de dominación de las masas, para dividir y manipular a la sociedad. Sin embargo, creo que sí podemos opinar sobre religión en grupos de WhatsApp, todo depende del nivel educativo e intelectual de los integrantes del grupo que permitan la tolerancia frente a la opinión del otro. Hay que practicar la tolerancia para no juzgar o descalificar una publicación u opinión de otro. Tolerar y ser tolerante es la capacidad que poseemos para aceptar y respetar la diversidad de las personas, sus ideas, creencias, formas de pensar, culturas, lenguas, entre otras. También implica no imponer las propias opiniones a los demás.
Buena es la tolerancia si se practica, pero cuánto nos cuesta aplicarla. Lo vemos en la reacción de alguien cuando otro expresa o comparte algo en lo que no se está de acuerdo; ahí surge la crítica de que eso no es así, o está equivocado, como si la verdad la tuviera quien objeta la publicación u opinión diferente. No es así. Algo publicado puede no gustarnos, o no compartirlo, pero eso no autoriza y menos da derecho para cuestionar la opinión del otro que merece tanto respeto como la opinión propia. Cuando se tienen opiniones distintas lo mejor es no plantear una discusión por WhatsApp pues se causa un choque de opiniones. Hay que tener presente que la opinión ajena es un juicio de valor personal de quien la emite, no el nuestro, que puede o no coincidir con el que tengamos – según nuestra perspectiva individual – sobre un tema político o religioso. En cualquier caso, hay que respetar el punto de vista del otro, su opinión personal, pues nadie puede pretender que otro cambie su opinión por la suya.
Pertenezco a varios grupos de WhatsApp en los que participo activamente opinando, a veces publico frases de otros autores que comparto. No tengo nada contra ninguna religión y me considero tolerante frente a cualquier opinión; y soporto todo lo que recibo en mi WhatsApp sin tomarme nada personal, sea de mi agrado o no. Leo todo lo que se publica en mis grupos y no cuestiono la opinión ajena. Si algún miembro de un grupo no está de acuerdo con mi opinión y lo expresa, me limito a leer su comentario y guardo silencio. Como estoico he aprendido que “no puedo controlar lo que otro dice, pero si mi reacción”, y por eso cuando alguien reacciona en contra de mi opinión el arma más poderosa que tengo es el silencio, para evitar una discusión estéril que no va a cambiar la opinión del otro ni la mía, y para respetar la otra opinión del otro.
Hace poco la actriz Margarita Rosa de Francisco, ‘La niña mencha’, confesó ser atea y le llovieron críticas por su elección. Para apoyarla publique en mis grupos de WhatsApp que “la mejor religión es ser un buen ser humano” lo que no gustó a amigos que respondieron que respetara sus creencias. Respeten ellos mi opinión – que no es la suya -, más cuando mi publicación no estaba dirigida a ninguna persona en particular. Eso creo, y si a alguien no le gusta lo invito a ser tolerante y a respetar mi opinión.
Una enseñanza me dejó lo vivido, pues de todo se aprende: no volveré a referirme a nada que tenga que ver con opinión religiosa. Falta mucha tolerancia frente a la opinión del otro, y de política sí seguiré opinando porque el hombre como ser social es un animal político.