Por Jorge Henríquez Freyle
El hombre que aborrece la lectura considera que la literatura es pura ficción, invento y que leer obras literarias es perder el tiempo. Está totalmente equivocado pues desconocen la verdadera esencia de la literatura como intérprete de la realidad. La literatura tiene su punto de partida en la misma sociedad y el escritor o literato está siempre pendiente de la evolución y desarrollo de ésta. Observa los fenómenos sociales, políticos y culturales para interpretarlos dando su opinión o punto de vista a través de una obra literaria, sea esta, una novela, un cuento, un poema, una obra de teatro o un ensayo.
Si esta interpretación tiene su cimiento en la realidad observada es importante la carga semántica que lleva el lenguaje artístico y connotativo pues detrás de las palabras hay un lenguaje escondido que versa sobre la vida, el hombre, los sentimientos, los valores, el acontecer político, etc., aunque a veces, también aparece la ficción o las dos cosas a la vez y surge el realismo-mágico, como magistralmente lo hizo el genio de Gabriel García Márquez.
El literario va de la mano con el filósofo y son los que generan con sus ideas los cambios que se van presentando en el mundo. Una idea nueva, bien fundamentada y aterrizada arrastra multitudes, genera procesos, actitudes de vida y hasta guerras. Si damos una mirada a la realidad política latinoamericana de los sesenta, vemos como los literatos fueron los que con su pluma mordaz criticaron duramente las dictaduras existentes en Paraguay, Argentina, Chile, Ecuador, Nicaragua y otras, y lograron infundir en los lectores la idea del rechazo a esta forma de Gobierno por pisotear los derechos humanos, callar con el fusil las voces rebeldes del pueblo e imponer el capricho del dictador donde deberían estar más bien, la razón el respeto y la justicia social.
La literatura latinoamericana ha estado cargada de inconformismo, de denuncias, de rebeldía, como bien se evidencia en las novelas ‘`Los funerales de América’´ y ‘`La rebelión de las ratas´, de Fernando Soto Acaricio y en otras más de diferentes novelistas. Se denuncian los desmanes y la corrupción que se da en Colombia. La cosmovisión del escritor colombiano no puede ser otra ya que el sentimiento del hombre se estructura con base en la infraestructura (Economía) en que se levanta el escritor. El tipo de pensamiento de los escritores es consecuencia de las condiciones económicas en que se cría, en que se levanta. Las superestructuras (Política, literatura, cultura, filosofía) son secuelas de la infraestructura. Para terminar echemos un vistazo a los poemas vallenatos, como literatura popular, y vemos que son un vehículo a través del cual el poeta, después de percibir la realidad circundante -mujeres lindas y caderonas, costumbres pueblerinas, paisajes exóticos- se inquieta, le llega la inspiración y con rima y música de acordeón expresa sus pareceres y sentimientos, que son su vida, su alma, su intimidad, o sea, su propia realidad vivida. Entonces, la literatura no es ‘`Pura paja´, como afirman los apáticos a la lectura, pues tiene su punto de partida en la misma sociedad.
Entonces amigos, a leer para entrar en contacto con la realidad.