Bajo un sol canicular y en plena colina ‘La Cabellona’, se puso en servicio, parte del sistema de purificador de agua para abastecer a los habitantes que viven en el casco urbano de Albania. Paradójicamente el sistema fue construido hace mucho tiempo, pero extrañamente la empresa que opera el acueducto, nunca lo quiso recibir para operarlo.
A los habitantes de Albania le suministran agua impotable, sin ninguna calidad, y antes por el contrario, cargada de elementos químicos, que según científicos, genera una carga de cálculos biliares y renales.
La alcaldesa Nera Robles Bonivento, lanzó un ultimátum contundente a la empresa internacional Aqualia: “O mejora el suministro de agua, o entrega la operación”. Eso cayó bien entre los usuarios de un servicio bajo en calidad y cantidad, que casi nunca llega al usuario final, pero que le facturan al suscriptor, y el Estado paga un subsidio a los estratos 1, 2 y 3.
Los usuarios esperan que el servicio sea permanente para evitar la compra del líquido que traen en camiones cisternas y que se ha convertido en un maravilloso negocio, en donde se pone en riesgo la salud de la gente.
Contar con agua es un episodio dramático que se replica en todos los municipios guajiros. Albania se encuentra a orillas del río Ranchería, pero sus fuentes de abastecimientos son subterráneas, extraídas de varios pozos profundos, construidos hace casi 25 años, después que el antiguo ‘Calabacito’ le entregaran su personería jurídica, convirtiéndolo en un nuevo municipio.
Pero el servicio ha sido inestable, tal como ocurre en los 15 municipios de La Guajira, en donde se han invertido cifras millonarias en la construcción de pozos profundos, plantas de tratamiento, instalación de tuberías, que finalmente se convierten en monumentos a la desidia, tal como ocurrió en 1994 en Riohacha, en donde se levantaron varios tanques elevados para estabilizar el servicio en horas picos, pero desgraciadamente el sistema nunca funcionó y nadie investigó.
Los tanques hoy se levantan como inertes moles de concreto, que sirven de viviendas a personas que dentro de poco reclamarán su propiedad.
En Albania sueñan con contar con un servicio de agua potable, tal y como ocurre en Mushaisa, un campamento minero de hermosas casas y excelente diseño urbanístico, que se levanta al interior del complejo minero y se constituye en la única población de La Guajira que disfruta de servicios públicos durante las 24 horas del día.
En este mundo ‘macondiano’, Mushaisa parece un pueblo sacado de los libros de mil maravillas; goza de todos los servicios públicos, con una operación excelente, en donde ningún alcalde y gobernador de este territorio se ha acercado para conocer esta hermosa experiencia, para replicarla en nuestras abandonadas poblaciones, que pese al tiempo siguen esperando un poco de agua.