Felices aquellos seres humanos que descubren el embrujo de la sencillez y superación, su don de servicio por amor a la comunidad, llave maestra que abre los corazones sensibles: La grandeza de Loretico la medimos por el alcance de su humildad, sentido de pertenencia, y su misión de servir a la sociedad de nuestro entorno, con su nobleza espiritual y humanista de las familias Gómez Soto-Ospino, patrimonio moral y ético de esta noble región Caribe barranquera, templo sagrado de la esperanza guajira. Barrancas, tierra hermosa de mis ancestros celestiales. Vivir es aceptar cada minuto como un milagro de Dios que no puede repetirse; cada tarde se nos van los días, y cada mañana el tiempo pasa sin darnos cuenta generosamente, y miramos la muerte en las mañanas de lozanía en familias con amor, recordando los amigos todos los días, y semillas germinadas de humildad.
Barrancas, tierra mía y tuya también con alegría. Cosechamos lo que sembramos. Su vida era sorprendente de amor amistoso y asombroso llenando su existencia de gratas sorpresas maravillosas entre amigos, gozando la serena alegría y felicidad de darle a Dios su vida, esa era la vida primorosa de Loreto Gómez Ospino, pensando en muchas personas que necesitaban de su solidaridad, empatía con una fidelidad creativa de servirle a los demás con su noble y generoso corazón. Su familias la conformaban, sus padres Loreto Segundo Gómez Ureche, y su maravillosa madre Eva Ospino Pinto, que con sacrificio, esfuerzo, y ética moral lo criaron en las batallas de la vida, una obra de fe y esperanza en familias, porque quienes a Dios tienen nada les falta. Vivir es permanecer en paz ante la presencia de Dios. Empresario, gallero empedernido y grato con sus familiares e hijos.
Fue un excelente y brillante servidor comunitario, responsable, humano, altruista, generoso, ejemplo de vida servicial, muy familiar. Lo heredó de sus ancestros Gómez Ospino; y su gratitud generosa, talentosa, con honor y méritos fueron plegarias juntos a Nuestra Señora Virgen del Pilar. Padre Nuestro que estás en el cielo y la tierra, amor, esperanza en bálsamo de la tranquilidad del mundo entero; derrama sobre las familias de Loretico, el don divino de la eternidad; ser espiritual que te acompañará en el Templo del Señor.
Tenía un suave y melodioso sentir; su nobleza, sencillez y empatía comunitaria, hoy se esfumaron con sorpresa; y una gran nostalgia y tristeza se refleja en sus amigos y su compañera sufren con dolor en su Barrancas, Tierra Amable de Colombia.
Esposo de María Cristina Soto de Gómez, representante brillante de la Cámara: Congreso de la República de Colombia. Señor; había en su voz, gestos, talentos, y el dulce acento de la ternura carismática social. Sus manos llenas de proyectos, gallos y aspiraciones barranqueras; sueños que tejía con su mente y grandeza de hombre honesto, emprendedor, fabricaba con sus realidades panales de dulzura, que jubilosamente repartía para todos que le solicitaba un favor o una oportunidad de vivir mejor, murió con los anhelos más grandes y profundos de ver crecer y triunfar en lo que sabía hacer, vivir alegre con los demás, político y politólogo, responsable con sentido de pertenencia, lo mismo que sus hijos brillantes, soñadores de seguir triunfando en la política, como su esposa María Cristina Soto de Gómez.