Las campañas políticas de los candidatos a la Alcaldía y Gobernación de La Guajira, al igual que las de los integrantes de las listas de Asamblea, Concejo y Comunas, que arrancaron con calor, calentura o fuego; pero el verano las marchita.
Los costos de campaña para garantizar elección son desproporcionados, en competencias fortalecidas con medios económicos, de quienes apoyen. De ahí de muchas veces no se eligen a los mejores, sino los que más dineros gasten, en publicidad y compra de votos. La elección de un concejal, vale dependiendo del volumen de votantes, puede costar de 40 a 100 millones, la de diputado de 500 a 2.000 millones, las de Alcaldía de 1.000 hasta 10.000 millones; y la Gobernación más de 15.000 millones.
Es costumbre que las aspirantes de listas, pegarse a los candidatos de Alcaldías y Gobernación; para asociar apoyo económico, a cargo del candidato, consistentes en financiación y compensación del negocio, para canalizar lotes de votos amasados.
La misma costumbre afianzó el clientelismo, perpetuado por casi un siglo, maniobrados a través de enlaces, conexiones y tramoyas corruptivas. En competencia electoral se cotizan los votos, de acuerdo a los intereses, que se pueden extraer de las alcaldías y gobernación, con el objeto de recuperar la inversión con ganancia, de la administración pública, apropiándose de sus derechos y patrimonio.
Muchos aspirantes se lanzan al infierno político, fundamentándose en apoyos presumible de: familia, amistades y popularidad; pero la escases de dinero, lo encarta o vara en las operaciones y compromisos, dándose cuenta, que las cosas no son “color de rosa”, al no poder corresponder con las exigencias de campañas y las pretensiones de electores, que giran y se comprometen con dinero, vendiéndose como artículo al mejor postor. Estas mismas personas, que aspiran salir elegido, calculan según sus listados de visitas, un número aproximado de personas, que le prometieron votos, pero que al final nunca se reflejaron.
La abstención, es el mejor aliado de la corrupción, en elecciones populares. Constituye el 50% de los electores. Del 50% restantes que votan, escasamente un 20% es votos de opinión, los demás (80%), hace parte del clientelismo global, comprometido, por burocracia, contratos, órdenes de servicios, mercados, dinero en efectivo y hasta materiales de construcciones, aprovechándose de las necesidades y miserias, en personas impotentes de resistir tentaciones con hambre, recibiendo el dinero, para paliarla con migajas, comprándoles votos, los cuales se repite en cada jornada, eventos electorales.
Cuando observen un comando político concurrido, es porque debe haber llovizna, del contrario están desierto, huyéndoles a los necios, aduladores, intrigantes, hipócritas y lambones; que se arranchan y generan mal humor alejando las lluvias.
Las lluvias arreciarán después del 15 de octubre, cuando se pase del gotero al chorro de dinero que soltaran los políticos para la compra de votos, trashumancias, movilización, sobornos a autoridades, entre otros. En verano, los pensamientos erosionados de la dirigencia política partidistas.