Dicen que a las alarmas hay que pararles bola y a los rumores también, y eso lo corrobora el refrán popular “cuando el río suena es porque piedras trae” o su diversificación, “cuando el río suena es porque arrastra una orquesta” y esta variación del refrán es muy en línea con lo que me voy a referir en esta columna sobre acontecimientos, circunstancias, momentos pasados y actual estado de la música tradicional vallenata.
Alarmas:
Hace un tiempo el Ministerio de Cultura, hoy Ministerio de las Culturas, los Artes y los Saberes, a través de un documento verídico, no fatalista, el Plan Especial de Salvaguardia, PES, nos mandó el mensaje que salvaguardáramos la música tradicional vallenata por estar en riesgo de extinción y en él identifica los factores de riesgo y amenazas de la manifestación cultural.
Pregunta de un campesino de Córdoba, según la Introducción, página 7, del Plan Especial de Salvaguardia de la música tradicional vallenata como patrimonio cultural inmaterial de la nación: compadre ‘Chendo’ usted que sabe componé esos versos que a mi tanto me gustan, ¿dígame que está pasando con el vallenato que ya no se parece?
En la página 13 del Plan de Especial de Salvaguarda hay la siguiente referencia que cito textualmente: “hay melodías y combinaciones que no encajan en el contexto vallenato y por lo tanto nunca podrán pertenecer a este género, por más que deriven de él o que utilicen sus instrumentos tradicionales combinados con otros nuevos”.
El papel que han desempeñado y están desempeñando los programas radiales que denominan: ‘Las 15 principales de la semana’, ‘Las más escuchadas en la semana’, ‘Las 15 favoritas de la semana’, ‘Los palazos de la semana’ etc.
Que se escuche o propongan que una canción como ‘El secuestro’ sea seleccionada como canción vallenata del 2024, es un signo de decadencia integral (lírica, ritmo y melodía), promovida por el sector mediático.
Los comentarios respetuosos pero acertados y contundentes de ‘Poncho’ Zuleta sobre la manera como los jóvenes artistas están ‘voliando’ por lograr rating, audiencia y posicionamiento en el público, haciendo cosas por encima de su propio talento y de sus capacidades, es otro signo de involución de la manifestación aun cuando lo consideren avance en el mercadeo y promoción comercial.
Entonces, el análisis de la situación actual de la música tradicional vallenata, por todos los acontecimientos de los últimos 20 años atrás confirma la verdad verdadera de la manifestación cultural y es que la música tradicional vallenata está en mayor grado de extinción en este año 2024; mayor grado al que identificó el Clúster de la música tradicional vallenata y consignó en el Plan Especial de Salvaguardia, asesorado por el Ministerio de las Culturas, los Artes y los Saberes: en peligro el vallenato tradicional.
Nos tenemos que acostumbrar o estamos conformes ya con la difícil pervivencia de la música vallenata tradicional y aceptando su extinción no por decadencia de su originalidad sino por la distorsión y la muerte de su ancestralidad en manos de nuevos valores que rotulan su talento o interpretaciones de ‘música vallenata’ y ese estilo es muy disímil y por fuera del formato del género vallenato.
Aquí cabrá el comentario de ‘los evolucionistas’ y nos pondrán sobre la mesa los ‘cambios atrevidos’ de artistas como Israel Romero, Rafael Orozco, Omar Geles, Diomedes Díaz, entre otros, para decirnos que ellos fueron los pioneros de esos cambios o interpretaciones por fuera del formato original de la música vallenata tradicional; y es cierto, y se debatió en su momento y se llamó la atención, como lo hizo el gran periodista costeño, el extinto Ernesto McCausland, cuando lo llamó ‘vallenato llorón’, pero no descalificó la poesía, la retórica de las canciones; reclamó que estaba por fuera del formato del género vallenato y en contrario, ese estilo catapultó a la música vallenata por sus excelsas melodías, por sus narrativas románticas tipo Gustavo Gutiérrez, Fernando Meneses, Rosendo Romero, entre muchos; pero es que la decadencia y el peligro de extinción en que ésta se encuentra hoy es por repulsión a todo lo básico y fundamental de la composición vernácula vallenata, a la musicalidad, ritmo y melodía y a su señorío respetuoso, amistoso y decente.
No puede ser el formato de música tradicional vallenata un proscenio para normalizar el erotismo vulgar, el insulto y degradación de la condición de mujer; no puede ser el género vallenato un barato boletín de pedagogía sexual pornográfica.
Hoy, con los pies sobre la tierra, nos está demostrando el tiempo que los festivales de música tradicional vallenata ya no son los eventos que se pensaron para mantener, sustentar e impulsar el carácter vernáculo, tradicional y auténtico de esta música; o un catalizador para la evolución controlada dentro de sus principios y esencia musical.
Hoy son más espacios comerciales, turísticos y lúdicos de esparcimiento que se están usando para promocionar otros valores y otros bienes y servicios. Aclaro, no está mal eso, pero eso debió ser una consecuencia y no el principal objetivo de los festivales de música tradicional vallenata.
Por otro lado, respetuosamente sugiero, valorar el aporte que le están haciendo a la pervivencia de la música tradicional vallenata hechos como los espacios radiales de las ‘Favoritas de la semana’, ‘Las 15 más escuchadas de la semana’, ‘Las vallenatisimas de la semana’, en fin.
Miren esta paradoja: algunas estaciones radiales durante la semana, en sus programas musicales suenan más vallenato tradicional que música de acordeón, incluso, muy poco de esta música, pero el fin de semana en sus programas de escogencia de ‘Las más escuchadas’ no hay vallenato tradicional, y, escogen canciones que ni siquiera dejaron oír durante la semana. Saquen su conclusión.
La otra cara de la moneda es que suenan durante la semana solo música de acordeón de los nuevos artistas y estas estaciones se autoproclaman adalides y defensores de la música tradicional vallenata. La estación alardea que por ellos se posiciona el vallenato tradicional, y los artistas jóvenes por fuera de micrófonos se quejan de los altos costos de la promoción para el posicionamiento de sus obras (¿payola?).
Es verdad que actualmente hay más producción de música de acordeón que de vallenato tradicional; eso es un escudo para promocionar la música de acordeón y dejar a un lado la música tradicional vallenata.
Al contrastar el contenido y el mandato del Programa Especial de Salvaguarda con la realidad actual y evolución de nuestra música tradicional vallenata, nos encontramos que estamos perdiendo la soberanía musical y la identidad musical de Colombia. La inmediatez y el tráfico mediático para posicionar canciones, es un enemigo fuerte, violento y agresivo de la música tradicional vallenata y es la autopista para discurrir la defección y el maltrato de su lírica y de su poética.