Escribir para mí no es una profesión, ni siquiera una vocación. Es una manera de estar en el mundo, de ser, no se puede hacer otra cosa. Sé es escritor.
Ana María Matute
Las mujeres de mi tierra son de una estirpe única, son nobleza, fortaleza, resiliencia, creatividad y amor, tienen un poder único en la palabra y la tejen con majestuosidad y exquisitez. Hoy quiero hablar de una mujer caribe que hace vibrar su entorno con la energía que transmite; ella es literatura, música, mar, brisa y derroche de espontaneidad, no importan mucho sus 20 años viviendo por fuera de Colombia, pues su acento se mantiene intacto, sus costumbres y su fuerza guajira siguen como si nunca hubiera salido de Riohacha.
Las redes sociales son su permanente plataforma para exponer las catarsis de amor por su gente y su historia, tiene un talento para escribir que al leerla nos hace viajar por el realismo mágico de nuestro Caribe inmenso, por la sabrosura de su narrativa y su esencia original que le hace crear grandes cosas, es una fuente inagotable de creatividad.
Con este preámbulo, que nunca será cercano a la grandeza de quien lo inspira, quiero hablar de ella, la pluma guajira del realismo mágico, de la sabrosura innata, de la cultura, de la fortaleza y el amor por su gente, la mujer Caribe que “japea” y que cuenta historias con la grandeza propia de las guajiras.
Ella dando cumplimiento a su misión existencial de impactar el mundo con sus letras, nos regala su segunda obra ‘Inmigrando’, en la cual hace vibrar de emociones diversas y magia pura como esa de Gabriel García Márquez y no estoy comparándola con ‘Gabo’ de manera vertical, la ubico en el mismo útero literario, tienen ese estilo Caribe que estremece y deslimita la imaginación, un poder que no toda pluma tiene, pero que a ella le sobra.
Bien lo refiere su prologuista Ernesto Caballero:
“Mientras leía ‘Inmigrando’ recordaba aquellas apasionantes crónicas que nos dejaron los expedicionarios europeos del llamado Nuevo Mundo… relatos que daban cuenta con exhaustiva y lacónica objetividad de sus afanes, asombros y calamidades en aquellas promisorias tierras. En este caso, la cronista se llama Marga Lucena Palacio, descubridora en el sentido más amplio del término, por cuanto nos descubre con mirada aguda y asombrada a los habitantes de la vieja Europa meridional, y lo hace con la esmerada orfebrería de quien trabaja hasta el más mínimo detalle el vívido relato de una realidad, la del migrante americano de nuestro tiempo, encarnada en la figura de su protagonista Carmen Matilde Romero; conmovedor personaje magníficamente construido, singular y a la vez representativo de todo aquel que por diversas razones se ve abocado a trasplantar sus raíces lejos de su tierra natal”…
“Acaso no sea este desarraigo al que estamos condenados los seres humanos pues, como es sabido, todos nacemos extranjeros; llegamos a un mundo ignoto y desconcertante al que poco a poco debemos adaptarnos con la incertidumbre que nos procura lo diferente. En este aspecto, el relato de MLP resulta de una exultante elocuencia. La autora demuestra una sorprendente capacidad para indagar en el controvertido asunto de la otredad; para ello –y he aquí uno de los aciertos de la novela– establece una doble perspectiva: por un lado, la propia mirada del personaje femenino (y en gran medida de la propia autora), y por otro, la de Salvatore, contrafigura de la protagonista”.
Que inspirador saber que La Guajira y el Caribe colombiano cuentan con una escritora como Marga, una viajera del mundo, una romántica eterna y una creadora de grandes relatos, es “orgullosamente riohachera”, nacida en Barranquilla, el 19 de septiembre de 1968, así que es un cruce poderoso entre Caribe y guajiridad.
A temprana edad llegó a Riohacha, la tierra de sus ancestros y transcurrió su vida escolar en el Colegio Sagrada Familia. Posteriormente, se graduó de Derecho y como Especialista en Administración Pública en la Universidad del Norte de Barranquilla. En el año 2000 viajó a Varazze, un destino turístico de la Rivera Ligure italiana, donde reside con su esposo, el Ingeniero y Físico Nuclear Giacomo Puppo y su unigénito adolescente, Stefano. En el 2001 publicó su primer libro ‘Latiendo’, una novela que describe, en su estilo costumbrista, la Riohacha de los años 80.
A pesar de haberse radicado hace más de 20 años lejos de La Guajira, la autora ha mantenido un estrecho vínculo con sus paisanos y para nutrir ese cordón umbilical con su amada tierra, mantiene encendida la máquina del tiempo, transportando a los lectores con su columna semanal, a esa Riohacha en donde vivió durante su niñez y juventud, a través de sus emotivos escritos.
La escritora y eternamente bohemia Marga afirma que: “Las letras son una poderosa herramienta que utilizo como una válvula de escape de las emociones con las que mantiene, aún en la distancia, su identidad incólume y su yo guajiro, intacto”.
Les invito a leer la gran obra ‘Inmigrando’ para seguir despertando la magia, subiéndole el volumen a la esperanza y trascendiendo a la cruda realidad de la pandemia, abrazando letras repletas de inspiración que lleven a tejer nuevas realidades.
Todos y todas a leer a la gran Marga ‘Buon appetito’.