Hoy, el homenaje va dirigido a un vallenato ejemplar, valiente, comprensivo, auténtico, conciliador, responsable, confiable, honesto, razonable, fiel, decidido, profesor e investigador, el doctor Luis Enrique Jiménez Betancourt.
Diomedes Díaz Maestre, cuando aún no era conocido, fue su compañero de estudios secundarios por tres años, en el famoso colegio Inspecam de Valledupar. Se transportaban a pie desde el barrio Cañahuate hasta dicho colegio. Eran tan felices, que ni siquiera se daban cuenta.
En la hermosa Capital Mundial del Vallenato, una ciudad rodeada de edificios coloniales, y donde se encuentra uno de los balnearios más hermosos de Colombia, Hurtado, Valledupar, un 6 de septiembre del año 1957 nació este gallardo y valeroso hombre de ancestros indígenas, pero con una decencia y preparación enorme.
Sus padres llevan por nombres: Joaquín Jiménez Manjarrez y Jubith Betancourt. Tiene tres hermanos de padre y madre, Ellos son: Maritza, Genith y Joaquín, Cuenta además con otros 18 hermanos de padre.
Su esposa lleva por nombre Rosaura Guerra Oñate, docente de la Universidad Popular del Cesar, doctora en Ciencias de la Educación; también trabajó en la Universidad del Área Andina.
El invitado de hoy tiene además tres hijos: Siria Well (abogada), José Enrique (abogado) y Luis Alfredo Jiménez Orozco (médico).
Su primaria la estudió en la Escuela Parroquial de la ciudad de los Santos Reyes, y el bachillerato en el Instituto Técnico Industrial Pedro Castro Monsalvo (Inspecam), de Valledupar. Recuerda con entusiasmo que su bachillerato fue glorioso, con muchos amigos compartió esa bonita etapa de su vida, entre ellos:
Jaime Sagbini, Tito Cerchar, Jaime Parodi Cerchar. Ejercía como rector del Inspecam, Víctor Mesa Bornachera. Considera esta época de felicidad infinita. Luis Enrique Jiménez residía cerca a la plaza Alfonso López de la capital del Cesar, y acompañado de varios vecinos y compañeros de estudios se iban y venían a pie hasta el colegio, sin problemas de ninguna índole. No existía transporte público en Valledupar, era una ciudad sana, sin ningún riesgo, nadie se metía con ellos, prevalecía el respeto, y la obediencia. Dentro de su grupo jamás olvida a un muchacho muy inquieto y delgado que residía en el barrio Cañahuate, era Diomedes Díaz Maestre, quien tenía una novia en el mencionado barrio. Estudiaron juntos tres años y se hicieron muy buenos amigos, asistían juntos todos los días, de lunes a viernes, compartían salón de clases.
Su niñez se desarrolló entre La Jagua del Pilar o Pedregal, como le decían antes, su Valledupar querido, y Medellín, pues tenía parientes cercanos allá. Le satisfacía montar en burro, caballo, amante de las frutas, entre otras: ciruela, cotoprices, mamón y algarrobas. Con sus amigos realizaban competencias de carreras en caballos, se trepaba a los árboles, le fascinaba hacerlo. A Luis Enrique le brillan los ojos haciendo reminiscencias de esos tiempos “Fue una etapa de oro o diamantina”, lo dice con efusividad. Tiempos hermosos aquellos, disfrutaba el campo, todavía lo ama, cada vez que puede lo visita.
Sus abuelos, tanto a él como a sus hermanos los protegieron y consintieron mucho, y sobre todo les inculcaron la doctrina cristiana severamente, fue acólito ferviente y aspiró a ser sacerdote. Tiene un primo hermano presbítero, que es orgullo de su familia, labora en Maicao, La Guajira. Lleva por nombre Johnny Jiménez Casanova.
El profesor Jiménez Betancourt, como le decíamos en la Universidad del Área Andina, donde fue nuestro docente de Filosofía del Derecho, fue criado por tías. Una estaba en Valledupar y otra en Medellín, por ello, en su juventud viajaba con frecuencia a esa ciudad. Allí se encontraba su tía mamá, razón está que su corazón se encuentra dividido en estas dos ciudades, a las que ama mucho, de ambas está agradecido. En la capital de Antioquia se educaron sus hijos.
Amante de la filosofía, desde niño siempre le inquietó, indagaba el porqué de las cosas, fue un niño precoz y preguntón, quería saber quién era Dios, no se conformaba con la explicación que le daba el Clero, percibía una cortina allí. En su concepto no le decían completas las cosas, encontraba tapujos que no lograba resolver. Por ello se dedicó a investigar, a leer en profundidad, leyó muchos lectores antiguos, estos le dieron algunas respuestas, todo este andamiaje lo convirtió en filósofo. Escribió cuatro libros, los cuales están registrados, aunque tiene muchos más sin registrar.
Cuando terminó su bachillerato se presentó en la Universidad Libre de la ciudad de Barranquilla, Pasó sin dificultad alguna, culminó satisfactoriamente sus estudios de pregrado en Derecho en esa alma máter.
Estudios realizados
Especialización en la Universidad del Norte de Barranquilla, en Gestión de los Servicios Públicos.
Especialización en la Universidad Nacional de Bogotá, en Derecho Administrativo, con énfasis en Contratación Estatal.
Estudios con Ilpe la Cepal de Naciones Unidas, sobre Gestión del Desarrollo Local, con énfasis en impulsar empresas a nivel regional.
Estudios de Conciliación en la Universidad de Medellín. Estudios de Teología y Filosofía Pura.
Doctorado en Ciencias Políticas, en Urbe Internacional, con profesores extranjeros. Esta universidad tiene sede en Venezuela y los Estados Unidos.
PHD Doctorado en Estados y Políticas Públicas, en Urbe Internacional, ubicada en la ciudad de Maracaibo, Venezuela, una universidad grandiosisima y de mucho prestigio en Latinoamérica.
Diplomados, actualizaciones, seminarios. Jamás se cansa de leer y de estudiar, se mantiene activo y vigente, disfruta de la academia al máximo.
Cargos que ha ostentado
Jefe de cuentas y finiquitos, de la Contraloría Municipal de Valledupar. Asesor jurídico de la misma entidad. Asesor de la Lotería La Vallenata, en la gerencia de Guillermo Castro Daza. Asesor jurídico de la Gobernación del Cesar, en la administración de Paulina Mejía de Castro Monsalvo. Trabajó un periodo de 16 años consecutivos en la Gobernación del Cesar, con 13 gobernadores diferentes.
También: Secretario de Gobierno. Jefe de la Oficina Jurídica. Gerente del Idreec. Gerente del Rosita Dávila. Gerente de Codecesar. Gerente del Fondo del Deporte. Delegado del gobernador. Alcalde encargado en los municipios de El Paso, Cesar; en dos oportunidades de Gamarra, y El Copey, lo mismo, alcalde Ad hoc en varios municipios cesarenses.
Fue funcionario de la Gobernación en las dos administraciones de Lucas Gneco Cerchar, al cual le tiene inmensa gratitud y alta estima; también estuvo con Paulina Mejía De Castro Monsalvo, Mauricio Pimiento, Adalberto Ovalle Muñoz, Cristian Moreno Panezo, etc.. Conserva gratos recuerdos de la Gobernación del Cesar, su segundo hogar, podríamos decir.
Siempre ha estado ligado a la cátedra, nunca abandona la enseñanza, lo reconforta y motiva. Fue docente por seis años en la Universidad del Área Andina, y en la Universidad Popular del Cesar laboró por largo tiempo.
En la actualidad acaba de retornar a ella. Le gusta enseñar y aprende mucho de sus estudiantes. Ligado también a la investigación universitaria. Dirigía un semillero de filosofía, donde permanecía investigando, haciendo proyectos, capítulos y libros. Definitivamente, esto es lo suyo, es su pasión.
Continúa leyendo y estudiando todos los días para llevar un mensaje más amplio, con mayor espectro a sus alumnos. Su compromiso es “mantenerlos entusiasmados, motivados, que se sientan capaces”, afirma el profesor Jiménez.
“Procuro hablarles de todo, les transmito un conocimiento universal, les invito a que se integren, que aprendan a expresarse mejor, les corrijo su vocabulario, los estudiantes de la región son muy inteligentes y captan rápido”, afirma.
La Asamblea Departamental lo distinguió como Funcionario Destacado de la administración de Lucas Gnecco Cerchar.