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La inseguridad es uno de los temas que más están preocupando a los 15 municipios de La Guajira en los últimos meses. La ciudadanía no ha podido dejar de convertirlo en el tema privilegiado; se ha convertido en el tema de temas. Es por ello que cada vez son más frecuentes las demandas de ciudadanos y de empresas que piden una acción más efectiva por parte de las autoridades para erradicar una actividad que genera temor e incertidumbre entre la población, cuantiosas pérdidas económicas y serias afectaciones a la salud mental.
Los efectos que la inseguridad y el miedo al crimen generan en las personas. Se puede generar aislamiento entre las personas, dejar actividades cotidianas, e incluso presentar casos de ansiedad y depresión, es un tema que hoy debe ser priorizado para intervenirlo de una manera temprana.
La seguridad pública es un factor de atención que ha establecido procesos de política pública que van desde la implementación de acciones policiales de ‘cero tolerancia’ hasta la utilización de varias instituciones de seguridad, con las consecuencias que ello ha acarreado. Sin duda es necesario establecer puntos de análisis de este complejo fenómeno que no precisa soluciones fáciles ni inmediatas, sino procesos de largo alcance que observen las diferentes aristas del problema y garanticen de una manera continua la tranquilidad de todos los guajiros.
La sombra de la extorsión, de la que solo se tenía conocimiento que afectaba al comercio de sectores populares de Riohacha, Maicao y su área metropolitana, hoy parece que acosa también a varias de las zonas exclusivas del resto de municipios con las intimidaciones a propietarios de negocios y gente del común.
El reclamo legítimo de los ciudadanos respecto a un Estado y una institución policial responsable y capaz de cumplir con sus funciones se aprecia en la percepción que las personas tienen sobre el desempeño de quienes tienen la función de brindar la protección y tranquilidad en las comunidades urbanas y rurales.
Una de las principales fuentes que abrevan a una sociedad, que promueven el temor y el miedo a la inseguridad y que los gobiernos, nacional, regional y local no han podido manejar, es la legitimidad para enfrentar ese problema; ¿Cuáles son las principales causas de la inseguridad?, la pobreza y marginación, la violencia intrafamiliar, la presencia de pandillas juveniles, presencia de crimen organizado, presencia de armas, drogas y alcohol que influyen en las altas tasas de accidentalidad, presencia precaria de autoridad, ambientes de impunidad y procuración de justicia precaria entre lo más relevante, es lo que se percibe.
Un elemento de análisis que no debemos perder de vista son las constantes intervenciones policiales sobre los grupos sociales más desprotegidos. Así, en este país es más riesgoso ‘parecer delincuente que serlo’, ya que si te expones a la intervención preventiva de los cuerpos de seguridad pública eres detenido por ‘sospechoso’. Por ello, para evitar la indebida criminalización de las clases marginales es necesario orientar a nuestro sistema de justicia hacia un derecho penal de acto y no de autor, es decir, que no se castigue a la persona por ser como es, ‘pobre’, y que se castigue el acto delictivo en sí.
En cuanto a la seguridad pública y políticas de prevención, es necesario que se tome en cuenta un modelo de seguridad no sólo reactiva sino proactiva que se encuentre totalmente ligada a la sociedad de manera permanente y no sólo cuando se es víctima de algún delito; por tanto, el modelo no se debe basar en acciones de reacción y disuasión, sino de prevención y de proximidad con la ciudadanía, en donde el nivel de participación ciudadana sea dirigido y consolidado en acciones que permitan cambiar el rumbo de la percepción de inseguridad prevaleciente.
Los constantes feminicidios en Maicao, Fonseca, Riohacha, los suicidios que se están dando, los sicariatos en poblaciones pequeñas, la extorsión, el boleteo, las muertes de menores de edad se están volviendo tristemente en paisajes, situación que amerita una acción conjunta de los 15 alcaldes liderados por el señor gobernador. No basta con hablar de paz y tranquilidad, todos debemos creer en ella y todos debemos trabajar para conseguirla.