La década de los años de 1970 que probablemente muchos de los jóvenes que hoy están vinculados al estamento universitario de La Guajira no recordarán, fueron años de mucha convulsión social.
Años difíciles, donde una generación de jóvenes se debatía entre seguir la tradición de ‘la bonanza marimbera’ o romper con ese destino que se mostraba seductor por el auge de ese cultivo maligno e improbable de cambiar.
Soñar con crear una universidad en el Departamento de La Guajira en esa época fue sin duda una iniciativa no sólo visionaria, sino audaz y valerosa de ese grupo de personas que venían intentándolo, pero aprovechando que el presidente Alfonso López Michelsen había nombrado gobernador a Cristóbal Fonseca Siosi, más que un político tradicional, era un médico formado en la Universidad Complutense de España con especialización en gastroenterología de una universidad de París, para proponerle la idea que éste acogió de inmediato e impulsó en la Asamblea Departamental, consiguiendo la aprobación de la ordenanzas Nº 523, concretándose así ese anhelo el 12 de noviembre de 1976 e iniciando actividades en febrero del año 1977 como Universidad Experimental de La Guajira.
La universidad ha sido como dijera el poeta y cantautor Silvio Rodríguez, “un sueño que se ha hecho a mano y sin permiso, arando el porvenir con viejos bueyes”. Su inauguración se inició con sólo tres programas, Ingeniería industrial, administración de empresas y Licenciatura en Matemáticas, y hoy son más de 20 programas y el número de estudiantes supera los quince mil (15.000); los docentes son mil seiscientos (1.600), y aproximadamente quinientos cincuenta (550), trabajadores de nuestra Alma Máter. No es poca cosa lo que se ha conseguido en estos 47 años de funcionamiento.
Lograr ubicar a Uniguajira en el puesto 5.684 a nivel mundial de un ranking de más de 25 mil universidades y estar en el puesto 78 de 316 universidades que existen en Colombia, es decir superar a 238 universidades y tener 7 programas acreditados en alta calidad no es poca cosa.
Lograr todo ello siendo una universidad situada en la periferia de la patria con las implicaciones que eso tiene en un país profundamente centralista, cuyos gobiernos sólo se habían acordado de nosotros para reprimir y estigmatizarnos, ha sido una tarea titánica cercana al heroísmo. Pero definitivamente el mayor logro de la universidad de La Guajira fue romper el paradigma de aquella juventud de la década de los años 80, 90 y arrebatársela a esa cultura machista y proclive a la ilegalidad.
La universidad no se detiene en sus objetivos y sigue en el firme propósito de conseguir la acreditación institucional; prosigue con entusiasmo y disciplina buscando aumentar la acreditación de más programas académicos, pero también de la institución. En este camino de la excelencia educativa se requiere demostrar que los servicios que se prestan son de alta calidad, que se cumple con los requerimientos exigidos de acuerdo con la normativa prevista para tal fin, por esa razón se requiere del concurso de todo el estamento universitario para conseguir ese noble objetivo y con ello, no sólo gana la universidad sino el Departamento de La Guajira.
Es verdad, no es mentira, es un verdadero axioma la vieja frase de que los pueblos alcanzan más fácil su desarrollo cuando están más y mejor educados. La universidad llegó para cambiarnos y hoy es el máximo patrimonio del Departamento de La Guajira.