Recientemente vimos el mayor despliegue de fuerza pública de los últimos años en la periferia de Riohacha. Hubo testigos que hablaron de más de 600 miembros del Esmad (algunos procedentes de Valledupar y Barranquilla), cien policiales uniformados de verde y unos 80 civiles encapuchados armados de instrumentos de demolición. Esa demostración de fuerza tenía acompañamiento por tierra y aire. Muchos pensarían que se trataba de un gran golpe a la delincuencia organizada, pero era solo el desalojo de una comunidad de más de 900 familias de desplazados, migrantes, indígenas y afrodescendiente en su cuarto aniversario de ocupación de unos terrenos.
La misma comunidad que el alcalde José Ramiro Bermúdez Cotes había clasificado con su firma en un acto administrativo del 15 de febrero de 2022 como asentamiento subnormal, en plena temporada invernal, fue desalojada y sus humildes construcciones destruidas. El espectáculo que aconteció: niños, madres gestantes y ancianos implorando clemencia ante una fuerza irascible que destruía todo a su paso. Es lo más indolente e inhumano que ha podido pasar. Aun después de una semana del evento, se pueden ver niños menores de 5 años durmiendo en colchones a la intemperie.
Era responsabilidad indelegable de la primera autoridad del Distrito tener caracterizada a la comunidad antes de darle rienda suelta al desalojo. La misma ley obliga a la fuerza pública que ampara los derechos a la propiedad, proteger en primera instancia la vida de niños, madres gestantes, adultos mayores, discapacitados de estas comunidades vulnerables. Dado el poder destructor de la arremetida desalojadora, las mismas personas optaron por ayudar a la destrucción de lo que había con el ánimo de salvar algunas cosas. Sin tener un albergue temporal, la mayoría de las personas pasaron de vivir en cambuches a habitantes de calle.
Según información de los líderes de la comunidad, allí residían 900 familias, de las cuales por lo menos 280 desplazadas, 250 migrantes y un número no determinado de familias indígenas, todas ellas en hacinamiento, cargadas de hijos que sumaban aproximadamente 1.200 niños menores de 12 años. Todo ese conglomerado humano pasó de tener una “vivienda” humilde a no tener dónde ir. En mi concepto es lo más brutal que ha ocurridoen Riohacha en los últimos años. En contraste, en el Plan de Desarrollo del alcalde Bermúdez se puede leer: “Será prioritario proteger, atender e incluir socialmente a las comunidades étnicas y a los sectores vulnerables de Riohacha”.
Por otro lado, vale la pena preguntar ¿Quién es el verdadero titular del predio en cuestión? ¿Cómo se han formado históricamente los asentamientos humanos regulares en el hoy distrito de Riohacha? ¿Fue un desalojo irregular lo acontecido en ese asentamiento? ¿Quién administra los bienes inmuebles de propiedad del Distrito y quién está delegado en esas facultades? ¿Quién o quiénes han sido responsable de las distintas sustraccionesde los terrenos de propiedad del hoy Distrito Especial Turístico y Cultural de Riohacha?
Sabido es que el presidente Gustavo Rojas Pinilla en el decreto 387 de 1956 le cedió al municipio de Riohacha 1.795 hectáreas para el desarrollo de su perímetro urbano que incluyen la zona desalojada. Por otro lado, hay otra tradición más reciente que muestra la adjudicación de baldíos del Incora de 1985 a Isidro Epiayú y la posterior venta a Orlando Echenique en el 2010 que incluye la zona en cuestión. Súmele a lo anterior las dudas sobre la identidad del predio, pues una de las pruebas periciales realizadas tiene diferencias respecto a la escritura, donde se hacía evidente que el predio de nombre “Cebita” no corresponde al terreno en donde se encontraba ubicado el asentamiento “Villa Iler”.
Si la situación estaba de ese tamaño, ¿ Qué le correspondía hacer al alcalde como máxima autoridad, a sabiendas que esos terrenos son del Distrito por aquello que “primero en el tiempo, primero en el derecho”? ¡Nuestro alcalde optó por la salida más pusilánime: ¡esconderse y no dar cara, mientras se cometía la más grande injusticia contra los sectores que el prometió proteger!