“La igualdad de las mujeres debe ser un componente central en cualquier intento para resolver los problemas sociales, económicos y políticos”. (Kofi Annan, ex secretario de la ONU).
La noticia de la paridad aprobada en el código electoral, inevitablemente genera alegría y esperanza de un país en equidad e igualdad de derechos; basta de decir que las mujeres no se atreven a participar políticamente, las mujeres tienen todas las capacidades para acceder al poder público pero faltan garantías en un mundo patriarcal que establece obstáculos y desafíos que impactan negativamente el acceso al derecho para la participación política.
De este modo, a las mujeres les corresponde estar alertas para que la paridad se cumpla a cabalidad sin trampitas del patriarcado. Que el optimismo no nos nuble la sensatez y estemos alertas. Las herramientas jurídicas deben tener coherencia con la realidad para que no sean letra muerta porque son las acciones las que cambian realidades, es momento de trascender de los decretos, políticas, normas o leyes aprobadas a las acciones afirmativas de las mismas, vivimos en un país que cuenta con uno de los mejores marcos jurídicos a favor de las mujeres, pero también tiene los índices mas altos de violencias contra ellas, esa paradoja nos debe llevar a reflexiones transformadoras.
Es fundamental que haya: más mujeres autónomas en la política, más mujeres sororas en la política y más mujeres liderando procesos sin estar sometidas al patriarcado. Es momento de la real equidad e igualdad de Derechos, no hay aplazamiento para tal propósito.
Por ello la transformación de imaginarios sociales machistas es el punto de partida, es momento de que Las mujeres elijan a las MUJERES, rompan el paradigma de conflicto entre ellas, se apoyan unas a otras y no estén idealizando propuestas de maquinarias machistas que solo las usan para sus intereses pero no trabajan por lograr un mundo en equidad e igualdad de derechos y tampoco apoyan los liderazgos femeninos.
El mundo necesita de liderazgos transformadores con sello de mujeres autónomas y libres de mandatos machistas; mujeres que trabajen a favor de las mujeres, que tejan sororidad y en alianza puedan lograr avances con perspectiva de género, en la que no se compita con los hombres sino que ellos desde sus nuevas realidades logren comprender que no es un asunto de necedad sino de derechos humanos femeninos que definirán la evolución de la humanidad. Porque lastimosamente ningún país en la actualidad por más desarrollado que se defina puede afirmar que ha logrado la garantía total de los derechos femeninos y la erradicación de todo tipo de violencias basadas en género.
Y cierro con las cifras que describen el panorama de representación femenina en cargos político/electorales en Colombia, el cual, está lejos de ser paritario. Dado que en los cargos con mayor poder, menor número de mujeres los ocupan. JAL 47%, Concejo 18%, Asamblea Departamental 17.5%, Alcaldías 12%, Gobernaciones 6%, Cámara 18% y Senado 21%.
Han pasado 66 años desde que las mujeres adquirieron el derecho al voto y es una deuda histórica que la inclusión de ellas no alcance el 30% en la mayoría de cargos de elección popular.