Marzo es un mes en el que mundialmente se desarrolla una agenda pública de conmemoración del Día Internacional de la Mujer – esto debido a lo que representa el 8 de marzo -fecha en la cual, recordamos a las valientes y esforzadas mujeres que lucharon y algunas incluso dieron su vida, con el fin de lograr la igualdad de derechos, inconformes con situaciones de desigualdad, emprendieron movilizaciones sin miedo a la muerte, porque me atrevo a afirmar que después de la fatiga extrema de vivir sometidas, negociar con la muerte no les causaba miedo.
Por lo tanto, a pesar de la opresión que se vivía en contra de la mujer en 1900, ellas se atrevieron a luchar para ser tratadas con dignidad. Dado que los estereotipos de las mujeres eran trazados como tinta en la piel y opresores del pensamiento crítico/revolucionario, por esta razón, es pertinente exaltar la lucha de nuestras antecesoras y ninguna mujer en la actualidad deberíamos ignorar eso, como tampoco asumir una postura indiferente que solo suma a los prejuicios patriarcales, pues los logros en la garantía de derechos femeninos del presente se le deben a la histórica lucha de valientes mujeres.
Fuerza de Mujer, es un título en homenaje a las valientes guerreras que sabían que sus vidas corrían riesgo y no dudaron en enfrentarlo con la fortaleza propia de lo femenino, batallaron dejando su sangre tatuada en la historia, sus suspiros y padecimientos hoy se reflejan en algunos avances en los procesos de igualdad pero eso aun no basta, queda mucho por lograr; por eso las mujeres y los hombres que amamos la cultura de la equidad debemos inspirarnos en aquellas luchas como las de los históricos 8 de marzo, en los cuales, muchas mujeres ofrecieron sus vidas por la decisión (rotunda) de terminar con situaciones adversas a cualquier opción de desarrollo, para continuar con la causa igualitaria del presente que posibiliten una sociedad humanizada y con tendencia a la real evolución social.
No hay que esperar un 8 de marzo para decirle a una mujer qué tan importante es, lo que sí es fundamental es poder entender, comprender y convivir con sus diversos lenguajes, sus intereses y perspectivas, la idea es que todos y todas se permitan abrirse a las universalidades que implican lo referente a las diferencias de Género y de cómo se entrelazan los usos del lenguaje masculino o femenino en la cotidianidad y en la realidad que debemos transformar. Que la mejor forma de conmemorar el día de la mujer sea desde la cotidianidad con acciones de respeto y garantía de derechos para ellas.
Viva la memoria de las mujeres que no se le arrugan a nada y a quienes murieron por exigir sus derechos y libertades, que vivan las que aún permanecen en la lucha y vivan los 8 de marzo, que nos recuerdan que las mujeres son humanas, sensibles, fuertes, reales, madres, empresarias, hermanas, novias, lideresas, políticas, negras, indígenas y desde su entidad de ser humano tienen derecho a vivir dichos derechos, sin dosificarse la garantía y el acceso a los mismos. El 8 de marzo no se celebra, se conmemora. No es una fecha comercial, intrascendente o trivial, representa la – fuerza de mujer – y la recordación de que el mundo necesita renunciar al patriarcado y a la normalización de las violencias y desigualdades contra lo femenino, para emprender su transición hacia un mundo en equidad e igualdad de derechos.
De este modo, el 8 de marzo debe representar el compromiso hacia una sociedad de equidad donde la mujer no solo busque o exija sus derechos, sino que se desarrolle a través de la garantía de dichos derechos.