Se palpa una “reactivación” de la economía. Hay personas desconocidas hasta ahora, en campañas multimillonarias que han pagado muchísima plata para dar a conocer su nombre. El pago a carros del transporte intermunicipal y a taxis para que peguen los microperforados en el vidrio trasero más el adhesivo en el panorámico es de $250.000; es conocido un caso de algunos que devolvieron ese monto porque otro dio $300.000. Esto se repite en cada elección, unos propietarios esperan la oportunidad para meterle ese ingreso adicional al carro por alguna reparación o repuesto pendiente. Esos mismos vehículos quedan contratados para el día de las elecciones.
Son visibles las avanzadas de uniformados con camisetas y gorras de hasta 150 jóvenes que les pagan $25.000 per cápita día, más un refrigerio por jornada, generalmente toda la mañana o al caer la tarde. Ellos tienen un líder que les consigue la chamba, no importa quién sea el candidato; es decir los mismos “voluntarios” lo son para cualquiera campaña, siempre y cuando haya billete. Esos propios muchachos en algunos casos hacen turno nocturno pegando afiches a razón de $30.000 teniendo que cubrir una extensa zona geográfica acordada previamente. Otra forma de ingresos similares al anterior de estos chicos son los pasacalles móviles en los semáforos. En cada jornada hay que contratar perifoneo, y las más acaudaladas, con valla rodante y un espectáculo en vivo con bailarinas contratadas.
Hay “líderes” organizadores de reuniones barriales a los que hay que darle un anticipo para la logística, que incluye el transporte, los refrigerios, las camisetas y las cachuchas.Es frecuente ver avivatos con listas en mano desfilar por diferentes comandos, ofreciendo reuniones. ¡Ese mismo organizador de reuniones necesita viáticos para una semana anterior al evento y debe garantizar un número acordado de personas, más o menos $100.000 si pone de 30 personas en adelante! ¡Casos se han dado que un mismo “líder” con su clientela fija, logra llevar a diferentes candidatos a distintos puntos del barrio o comuna! La gran mayoría de las gentes que aparece en esas “puestas en escenas” el día de las elecciones hay que darle “algo” o “dejarle para la comida de los pelaos”.
La competencia por el voto de las grandes campañas políticas con opulencia y derroche recuerda a la Bonanza Marimbera, cuando los capos ostentaban riquezas y lujos para impresionar a los demás y conseguir el halago y la lambonería del prójimo para que fuese vox populi su fortuna; hoy, al parecer.el interés de estos candidatos es mostrarse como mejores oferentes en el negocio o mercadeo del voto. La cantidad de carros con toda la parafernalia y la impresionante propaganda se parece mucho más a los famosos bacanales de los marimberosque competían por hacer la mejor fiesta con el mejor conjunto, comida, bebida y droga, que una campaña política de una región con un departamento en una profunda crisis.
La gente esperando en comandos políticos, en su gran mayoría para pedir dinero, medicina o víveres, es bastante similar a la espera del ejército de lambones en las casas o parqueaderos de marimberos de décadas anteriores. La cultura marimbera hizo una ruptura en el discurrir histórico regional, aun en la forma de hacer política. El poder económico de las familias involucradas en el negocio llegó también a las campañas políticas y poco a poco llegaron a adquirir ese poder e impusieron ese estilo.
Las elecciones más compradas son las del poder local y regional, las alcaldías y Gobernación, cargos que multiplican su influencia mediante la contratación, pero en estas elecciones al congreso, las cosas se le pusieron duras producto de su propio desprestigio y de la competencia del voto de opinión. Muchos guajiros que siempre han visto ese comportamiento lo ven como normal, pero precisamente ahí están las causas de todos los problemas de La Guajira. Los que llegan van desaforados a recuperar la cuantiosa inversión sin importarle la suerte de las comunidades.