Muchas veces a los que escribimos, nos da tanta nostalgia hacerlo para despedir a un amigo, en especial un amigo de infancia que nunca dejamos de admirar y de querer por su recorrido terrenal y sus ejemplos de amor, de servir y de amistad.
Esta es una columna llena de tantos recuerdos de lo que fue en vida mi amigo, mi hermano como siempre se lo expresaba, quien también partió a la eternidad, Rodolfo Peláez Núñez, quien era conocido cariñosamente como ‘El Pungui’ Peláez, fallecido en Bucaramanga el día 21 de febrero a los 68 años de edad, como consecuencia de las secuelas del Covid, que este maldito virus lo adquirió en su Villanueva del alma hace más de 4 meses.
La partida de Rodolfo “El Pungui” Peláez, ha sido una de las más sentidas por los villanueveros y guajiros en general. Su fallecimiento generó todos los sentimientos encontrados de lo que él represento en vida. El miércoles 23 de febrero, cuando le dimos el último adiós desde la residencia de su mamá, Susana Núñez, quien lo recibe con ese amor que le tuvo acá en la tierra, cientos de personas lo acompañamos a la Iglesia Santo Tomás donde el padre Iván Peláez, su primo, ofició una eucaristía con sentimientos encontrados de lo que fue en vida este gran ser humano. Personalidades de todos los sectores lo acompañaron a darle el último adiós, desde exalcaldes, concejales, líderes y la comunidad en general.
Rodolfo “El Pungui” Peláez nos deja varios legados. El primero, su amor incondicional a sus hijos y a las mujeres que amó sin egoísmo y sin interés alguno, a sus hermanos que les entregó todo su amor de hermano de manera desinteresada, tal como lo expresa su hermana Magalis Peláez Núñez: “Dejó 14 hijos, fue un hombre luchador, trabajador incansable, no tuvo egoísmo, lo de él lo compartía con el que lo necesitara, su familia les da las gracias por haberlo sacado adelante”.
Y así fue a sus hijos a todos les dio profesión – Alex, Liliana, Rodolfo Carlos, Yaneth S., Yenis O., Rafael Andrés, Susana y David Ricardo, Rayner, Fernando, Rodolfo Javier, Carlos, Andrea y Angie Peláez. A sus hermanos el cariño inmensurable: Álvaro, Leticia, Rosa o ‘La Negra’, Estivenson ya fallecido, Magalis, Jaime, Huberlando y Rodrigo, pueden dar fe de ello.
Su segundo legado fue su capacidad de trabajo. Con su esposa Judith Alvarado creo Transalpe, como una de las empresas de mayor trayectoria de transporte en Cerrejón, con esta empresa generó cientos de empleos no solo en Villanueva sino en todo el sur de La Guajira. Fue un empresario exitoso que con disciplina y dedicación la sacó adelante y dio muestras de un gran empresario en el transporte. Su tercer legado fue su amistad.
Amistad incondicional con todos los que lo trataron. Sus vecinos de toda la vida pueden dar fe de su trascendencia y lo gratificante que fue como ser humano. Su cuarto legado es la memoria que deja a sus hijos, a su esposa, a sus cuñados y cuñadas- Martín Bernier es la mejor prueba de ello – a sus sobrinos y a los amores que tuvo que jamás lo olvidaron.
El tate quieto del amor lo consiguió con Judith Alvarado, su compañera sin par, con ella generó los mejores momentos de felicidad y de disciplina y producto de ello fue su consolidación como empresario en el transporte, constituyéndose así en su quinto legado, que deja en su periplo terrenal, sin olvidar jamás a la gran Susana Núñez, su mamá, a quien quiso y consintió tanto y que ella también lo amó tanto a él y de ahí que en los momentos más difíciles de su salud, le pidió a Dios que se la llevara a ella primero y le diera vida a él, y así ocurrió ella se fue feliz para que su hijo viviera otros años. Trasplante de corazón y de riñón le dio el creador otra oportunidad para que viviera otros años felices con su familia y de verdad que los disfrutó en todo su esplendor.
He venido a sembrar en el olvido, los recuerdos que lagrimas provocan, pero sin riego veo que han renacido y la tristeza y el dolor evocan. Difícil olvidar lo que ha crecido dentro del corazón, sus raíces enfocan con el alma, que es un inmenso nido lleno de luz y amor que paz invocan.
Es mi escrito con tantas nostalgias que evoco en su memoria de aquellos tiempos que compartimos juntos en esa infancia llena de amor, de solidaridad y de comunidad, en ese barrio hermoso donde crecimos ‘El Arroyito’ que llevamos siempre prendido en lo más profundo de nuestra alma y de nuestro corazón.
Esa creatividad y esas iniciativas de la infancia las puso en práctica mi amigo Rodolfo mucho tiempo después para convertirse en un gran empresario de transporte de los mejores en Cerrejón, con su esposa Judith Alvarado de Peláez fundó Transalpe (Transporte Alvarado Peláez) y fue exitoso en esta materia, se convirtió en un visionario en esta área y adquirió en todo el sur de La Guajira, las estaciones que hoy funcionan al servicio de Amtur, que labora con la Multinacional Minera. Con Transalpe en su momento, se convirtió Rodolfo Peláez en un permanente generador de empleo para su pueblo y en un servidor extraordinario de su comunidad.
En esa línea como empresario jamás cambió de actitud, que es un problema frecuente en el ámbito guajiro. La misma sencillez, la misma humildad y los mismos principios de hombre de bien, continuaron incólumes en este personaje Villanuevero. Ahora descansa en paz mi caro amigo.