Comienzo con una expresión común generalmente usada en los órganos legislativos, y es: “ya hay suficiente información“. Y es para referirme a dos circunstancias que, a pesar de tener suficiente información e ilustración, aun son, pareciera, dramas sin dolientes, y que al solucionarlas serían motor del desarrollo municipal y regional, y base en la concreción de logros para el bienestar de unas comunidades, mayormente nuestras, que carecen de una buena vía que dé solución ya, sin ambages, a la calamidad actual que padecen y golpea su bienestar. La otra es la situación limítrofe jurisdiccional.
Los detalles de esas situaciones, en concreto son: 1. el pésimo, riesgoso y peligroso estado de la vía que desde Villanueva conduce, entre otras, a las veredas de Los Quemao, Sierra Negra, Las Mesas, y, 2. la situación limítrofe entre Villanueva y Urumita que desde hace más de 30 años congeló las esperanzas de desarrollo de muchas familias villanueveras, les condiciona su arraigo y campo de acción para generar más riquezas y trabajo, y, para alcanzar o, a que no se les niegue o se les complique la asignación y entrega de beneficios sociales del estado nacional, departamental y del estado local. Esa decisión o negociación fue ‘la estocada final’ y, en consecuencia, un obstáculo para el desarrollo agroindustrial regional; con eso se sepultó definitivamente el reconocimiento a Villanueva y Urumita de ‘despensas agrícolas del sur de La Guajira’. No avanzan esos campesinos y sus familias por falta de inversión social, la que no se da ‘porque Urumita no quiere y Villanueva no puede’, ¡Cipote dilema!
El estado actual de la vía que presta su servicio para el desplazamiento y la movilidad de nuestros campesinos es tan calamitoso y deplorable, que diariamente los conductores de esos ‘super carros’ que transportan principalmente a nuestra gente campesina por el remedo de carretera que hay, o mejor dicho, por el camino de herradura que hay, hace que después de recibir la bendición de sus familiares, esposas e hijos y luego ponerlos en las manos de Dios con sus oraciones para que vayan y regresen sanos, confine a los que se van, a los que los esperan en la sierra y a los que se quedan en sus casas y en el pueblo, a mantenerse ‘con el padre nuestro en la boca’, y, aun cuando no quieran, ‘a darles vuelta en la cabeza todo el día’ un mal presentimiento por la exposición a que se someten sus allegados solo por ir a trabajar, por cumplir con el deber, por ir a buscar el pan y sustento de sus familias y siempre con la esperanza de prosperar al trabajar en sus propiedades como lo han hecho siempre a pesar de miles de vicisitudes, y contribuir así con la solución de necesidades de nuestra gente fortaleciendo el producto interno bruto del municipio y aportando a la seguridad alimentaria.
Estas circunstancias diarias de riesgos lo que sí hacen es enfermar la salud mental de los que esperan, y enfermar y lesionar la salud mental y física de los que se van a arriesgar sus vidas, su salud e integridad física por el mal estado de esas vías, y en esos ‘supercarros’.
Es mucho lo que se ha propuesto desde hace tiempo para lograr unas placashuellas, o por lo menos un mantenimiento y mejoramiento permanente de la vía. Es mucha la gestión ante el ente municipal, ante el ente departamental y ante las instituciones nacionales encargadas de intervenir las vías terciarias o rurales; son muchas las promesas incumplidas, y muchas gestiones fallidas que han ido desilusionando a una comunidad campesina usuaria que ha perdido la fe, pero a pesar de eso sus miembros luchan a diario ‘a brazo partido’ y denunciando, tocando puertas para ser escuchados o atendidos y ¡nada de nada!
Constitucional y legalmente, este país cuenta con las herramientas para darle solución a estas calamidades. Son muchas vidas que a diario se exponen; son ingentes beneficios económicos que dejan de percibir la economía del pueblo y la economía familiar; es grande la deserción, la no atención y poca adherencia de los jóvenes campesinos por esta actividad productiva porque esas inmundas vías diariamente se convierten, simbólicamente, en sus cadalsos y en sus guillotinas cercenándoles ilusiones, sueños y esperanzas cada vez que las usan.
La otra calamidad es la desastrosa, humillante y aciaga situación de un grupo de campesinos que están involucrados en un sinsabor y en franco deterioro social y económico ocasionado por “la negociación” que se dio entre los dos municipios. ¿Fue para satisfacer egos o asentar un falso liderazgo político?
Es un ir para allá y un venir para acá en el que mantienen a estos campesinos desde las administraciones locales de Urumita y Villanueva, la Asamblea Departamental y por la inobservancia de los parlamentarios guajiros para coadyuvar en la búsqueda de un mejor estar de esos campesinos. Es lastimero escuchar todo el relato de lo que han gestionado líderes villanueveros de la zona, y más doloroso aún cuando ellos y la comunidad refieren expresiones que le ha tocado y les toca oír y vivir como son: ‘ustedes son villanueveros, votan en Villanueva, sacan sus productos para Villanueva y no tienen mayor relacionamiento con el municipio de Urumita”. Parece increíble que este argumento sea hoy la daga que coarta la posibilidad de generar un desarrollo regional conjunto entre Villanueva y Urumita si se le da atención legal, jurídica, social y de infraestructura vial a esos campesinos para que puedan aumentar su variada producción agrícola. Creo que las autoridades territoriales no han valorado esto, no ‘le han echado pluma al asunto’.
¡No hay derecho que estén por encima las pretensiones electorales, la desidia administrativa y el abandono cruel a unos seres humanos cuyo único pecado es haber nacido en Villanueva, trabajar la tierra para servirle a la comunidad, tener su arraigo y sostén socio-cultural en Villanueva!
Se requiere una solución humanitaria, social; no pueden estar por encima pareceres políticos y electorales si está de por medio la tranquilidad, prosperidad y supervivencias de seres humanos.
Es necesario que hagamos un verdadero frente común efectivo, eficiente y eficaz para enfrentar esta búsqueda de solución dada la importancia estratégica que es esta zona para Villanueva. Un frente común donde los presidentes de Juntas de Acción Comunal liderados por la Alcaldía municipal, los líderes o voceros del gremio campesino de la zona y con la participación de la sociedad civil se construye una mesa permanente de análisis y organización de la gestión reivindicativa para la reclamación y obtención de solución sin perjuicio alguno para los dos municipios. Revisen los juristas de cada administración municipal y encuentren la solución. Hagan un propósito de enmienda Señoras alcaldesas y lideren esa solución, hagan esa obra social, humanitaria y económica, pero sobre todo cristiana: ¡ayudar a seres humanos!
A los Diputados del Departamento, que le llegue la voz de esos campesinos como un lamento, como un llanto de la montaña del Perijá, y sepan que ese llanto y lamento es por haber dejado sin respuesta, sin gestión a quienes confiaron en ustedes y se ilusionaron con la retórica vana de sus pronunciamientos sobre la situación limítrofe y administrativa que viven y padecen, o es finalmente, ¿otro engaño más?
De todas maneras, no hemos perdido las esperanzas, ni nos vamos a dar por vencidos. Llegará el momento que el Dios de la conciencia de los guajiros, ayude a estos campesinos nuestros.
¡Gobernador meta su mano! ¡Instituto Nacional de Vías Regionales (Invir), ayuden a prevenir una desproporcionada tragedia! ¡Administración Municipal de Villanueva, asuma con fe y liderazgo la búsqueda de soluciones con inversión social urgente! ¡Estudie prioritariamente para ya la declaratoria de Situación de Emergencia y Desastre en el municipio! ¡Concejales de Villanueva, impulsen!