De temerarios e imprudentes y hasta de inocentes involucrados se están llenando los cementerios y camposantos en Colombia por los tantos accidentes de tránsito donde desafortunada y dolorosamente el mayor número de víctimas son actores viales, usuarios de motocicletas.
Cada día las noticias sobre hechos luctuosos con pérdidas humanas o lesiones generadoras de discapacidad se dan tanto en los centros urbanos como en los centros poblados rurales concentrados y dispersos, o sea que no es una condición inherente principalmente a las ciudades, a las vías, o al tráfico desordenado, sino, a la forma de movilidad y la movilidad es una acción pensada, actitudinal, planeada y hecha por el ser humano.
Cuando ocurren estos siniestros viales se incrementa el dolor al saber que todo accidente es prevenible, evitable, por eso, toda fatalidad que ocurre en ellos y en estos vehículos o ligada a ellos, pareciera lo más idéntico a un suicidio.
Siempre se opta por buscar culpables cuando se da un siniestro de este tipo; y dentro de esa búsqueda en ocasiones sin los elementos técnicos o sin las evidencias que confirmen causas, muchos inculpan al que es de menos afectos nuestros porque hasta por la muerte accidental de un familiar o amigo nos da pena social que se sepa que nuestro allegado fue culpable, pero, ¡ya para que si la desgracia consumada está!
Todo lo que hasta ahora he narrado hace parte de esa gran cantidad de situaciones emocionales, confusionales y desconcertantes que se dan alrededor de un accidente vial con compromiso de vidas e integridad física, además de formarse un entorno trágico que crea ansiedad, sufrimiento, dolor y lágrimas.
Es duro aceptar que lo que debería ser una solución de transporte y oportunidad para generar ingresos económicos para el conductor y su familia, sea en un momento un arma suicida o elemento de muerte.
Es muy común que lo que se adquiere como parte del entretenimiento y hobby de una persona (una motocicleta), también sea un punto de partida para un desenlace fatal.
Para reflexionar: hay exposición de la vida o de la integridad física cuando una persona sale de su casa, o de su lugar de trabajo o del sitio donde fue con su moto o si es transportado por un mototaxista cuya única meta sea llegar y punto, y obviamente, si no está precedido ese recorrido por calles, carreras, y carreteras, de un análisis de riesgo, quiere decir indiscutiblemente que está en peligro esa persona, y si solamente está pensando ese motociclista en ¿cuáles maniobras tengo que hacer para llegar más rápido?, potencia la inseguridad, y peor aún que, teniendo conciencia ese conductor que esas peripecias son peligrosas, imprudentes, temerarias e infractoras, las realice; o sea que, el conductor se enfoca únicamente en los escenarios de aventura que debe sortear en su recorrido o trayecto, y a como dé lugar, y no en poder conducir con seguridad, con mesura y paciencia, y pensando “en la casa o en el trabajo me esperan, por lo tanto debo transportarme con juicio y sin peligro”.
Esa actitud o disposición de muchos motociclistas de no cuidarse, de no ser prevenido y responsables al operar su equipo, es la cuota inicial de un accidente grave con lesionados o fatalidades.
Las estadísticas:
¡Las estadísticas en Colombia de estos accidentes que involucran motociclistas son aterradoras, son escalofriantes, asustan y debemos conocerlas al dedillo todos los actores viales!
Total de víctimas (muertos y lesionados) en Colombia en accidentes viales año 2024: 25.935 personas.
Distribución de las víctimas:
Total de muertos en Colombia en accidentes viales año 2024: 7.396 personas.
Total de muertos en Colombia en accidentes en motocicletas año 2024: 4.537 personas.
Total de lesionados en Colombia en accidentes en motocicletas año 2024: 15.915 personas.
Análisis de causalidad:
Las principales causas de esta accidentalidad son por exceso de velocidad y por no obedecer las señales de tránsito. Son causas actitudinales; el control está en la persona, por lo tanto, es ahí donde se debe trabajar, donde se debe hacer la mayor inversión para educar, concientizar, construir hábitos seguros al conducir motocicletas y mototaxis; y finalmente, aplicar la Ley para disciplinar y aprender a respetar la vida.
Responsabilidades institucionales y comentarios didácticos
• Es deber institucional inculcar a los actores viales que, en un instante por una imprudencia, -entre otras cosas, que se puede evitar-, pasamos de ser una persona viva y sana, a ser una víctima fatal o discapacitada.
• Aumentarles la conciencia o que adquieran conciencia que la vulnerabilidad es por falta de autocontrol y por nuestro desconocimiento e incumplimiento en materia de movilidad segura (control del exceso de velocidad, uso de elementos de protección personal, conducir en buen estado físico, mental y psicológico, evitar maniobras peligrosas, respetar las señales de tránsito, entre otras variables), y por nuestro mal comportamiento vial agravado por la falta de buenos hábitos de hacer mantenimiento preventivo a los vehículos.
• Deben ser sumamente conscientes los conductores que un siniestro de estos, donde está en nuestras manos prevenirlo y evitarlo, puede dejar viudas, huérfanos y familias destrozadas.
• Nada hay más importante que la vida, por lo tanto, la movilidad segura debe estar por encima de cualquier meta o compromiso que atente contra ella.
• El exceso de velocidad en una moto es un imponderable de muerte donde la humanidad física del conductor es una masa indefensa, frágil y destructible.
Recomendaciones a las autoridades territoriales
Autoridades territoriales y autoridades del sector, organizaciones del gremio y sociedad civil en general, debe ser un propósito fundamental, prioritario, para este año 2025, el mejoramiento de la movilidad, la imposición de la autoridad de tránsito, la disponibilidad financiera que asegure esta operatividad y la educación a los motociclistas para que cuiden más sus vidas y la de los peatones y demás usuarios.
Sugiero que conformen una Mesa Departamental de Análisis Situacional de la Seguridad Vial y que su producto sea la edificación y promulgación de una política pública integral departamental de movilidad segura en vías del Departamento, urbanas y rurales.
Que en cada municipio se constituya una Mesa de Acción para que construyan guías educativas, procedimientos y protocolos participativos de movilidad segura, para su difusión en cada territorio.
Mantener una Mesa Técnica Permanente de seguimiento, evaluación y mejoramiento de la aplicación de la política pública departamental y de las acciones municipales, con sus indicadores gerenciales.
Mantener activo un enlace colaborativo con las instituciones y entidades nacionales que dirigen la movilidad y seguridad vial nacional.
Alcaldes y alcaldesas, es obligatorio construir o actualizar el Plan Estratégico Municipal de Seguridad Vial. Es la base administrativa de la movilidad y seguridad vial de sus territorios.
Marco Legal De Referencia: entre otras Normas.
Ley 1503 de 2011.
Ley 2050 de 2020.
Resolución de MinTransporte 40595 DE 2022.