Catar, una pequeña nación árabe, con una extensión territorial de 11.572 kilómetros cuadrados, residenciando, menos de tres millones de habitantes, de los cuales el 85% son emigrantes conformada por diez provincias o municipios, siendo Doha la capital, donde se construyeron ochos sofisticados estadios con aire acondicionado por valor de 6.500 millones de dólares, uno seguido del otro, en una distancia de un kilómetro largo, es la sede del Mundial de Fútbol 2022.
Es gobernada por monarquía absoluta, es decir por el dueño de la referenciada nación, Jeque Emir, que ejerce como jefe de Estado y gobierno sin poder legislativo que controle porque carece de democracia. Los derechos de familia, sucesiones, disciplinarios y penales se rigen por una legislación impuesta por el Emir, similar a un código, denominado Sharia, utilizado para resolver diferencias y controversias particulares en asuntos individuales.
Catar es una península como La Guajira, pero más pequeña en extensión. Tiene una sola frontera terrestre, que limita con Arabia Saudita, pero no tienen buenas relaciones. También con el Golfo Pérsico, el estrecho de Omán y el Océano Índico. Sus principales fuentes económicas radican en hidrocarburos, petróleo, gas y productos derivados procesados. También del turismo, con ingresos per cápita que sobrepasan los 250.000 millones de dólares anuales, convirtiéndolo en un pequeño gigante del mundo económico.
La ostentación económica que dispone el Emir (Jeque) en condición de amo, señor y dueño absoluto de esa nación árabe es que sin ninguna tradición de fútbol logró ganar la sede de la Copa Mundial aprovechando la oportunidad de corrupción entre los dirigentes de la Federación Internacional de Fútbol Asociado, Fifa, corriendo ‘chorros’ de dólares debajo de la mesa. Los mismos dignatarios del citado organismo entre 1998 y 2015, Joseph Blatter y Michel Platini, reconocieron que fue un error conceder la sede del Mundial a Catar.
Esa nación ha invertido 200 mil millones de dólares en obras, equivalentes a dos presupuestos nacionales de Colombia, superando a Brasil, que llevaba el récord con inversión de 150 mil millones de dólares. Aparte del presupuesto de inversiones de obras se destinaron USD 20 mil millones en publicidad promocional del Mundial de Fútbol, contratada con canales y medios de comunicación, audiovisuales en naciones externas además de las que participarán con los 32 seleccionados clasificados y otras que no participarán del torneo, entre esas, Colombia, promovida por Caracol Televisión.
Para la construcción de las obras se buscó a personal africano y asiático que se endeudó con préstamos para trasladarse al Distrito de Doha y la sorpresa que se llevaron fue recibir pagos de 250 dólares mensuales por concepto de salarios, inferiores a las obligaciones que adquirían, precisamente los obreros, en consumo de alimentos y alquiler de hospedaje, generando deudas impagables no informadas previo al traslado y trabajando como esclavos, llevando a cabo trabajo forzoso, desprotegidos de las altas temperaturas y muchos terminaron muertos, en una cantidad superior a los 6 mil, sin derecho a repatriación de los cadáveres para funerales familiares en las naciones de Bangladesh, Kenia, Nepal y la India.
El 20 de noviembre se inaugurará la Copa Mundial de Fútbol. Los asistentes deberán tener en cuenta no infringir prohibiciones advertidas para efecto de prevenciones y evitar molestias. No pueden las parejas andar abrazadas y darse ‘picos’. Tampoco beber en las vías públicas, nada de género Lgbtiq+, ni pantalones arriba de las rodillas, mucho menos, andar semidesnudos. A las mujeres se les exigen vestidos largos, bien cubiertos. Las habitaciones no pueden ser compartidas por personas del mismo sexo, al menos que sean padre e hijos o hermanos. Las mujeres no pueden hospedarse solas, deben estar acompañadas de su pareja o padre.
Doha, capital de Catar concentrará el evento deportivo con ocho estadios en línea. Ofrecerá múltiples servicios de hotelería, restaurantes, bebidas y recreaciones durante las 24 horas en lujosos establecimientos. Esperan recibir más de dos millones de visitantes, aficionados y turistas que concurran a presenciar los partidos del Mundial que tendrá duración de un mes.
Lo curioso es que únicamente dispone de un solo aeropuerto internacional, que resulta insuficiente para controlar las entradas y salidas de aviones en por lo menos 10 mil vuelos durante 20 días, a partir del 15 de noviembre procedentes de diferentes naciones, lo cual daría lugar a congestionamientos del tráfico aéreo, cuando se espera la llegada de mucha gente de diferentes nacionalidades, de los cinco continentes, en especial, de los 32 equipos clasificados que participan en el Mundial.
La próxima Copa Mundo tendrá lugar en tres sedes: Estados Unidos, México y Canadá. Participarán por clasificación 40 equipos distribuidos en 10 grupos. Las sedes de los mundiales están careciendo de interés en naciones europeas y asiáticas. Después de Suráfrica, en ese continente, creo que no haya otra nación que tenga los recursos para solicitar el Mundial de Fútbol. Y en Suramérica no será fácil asumir gastos exorbitantes para la celebración de ese evento.