Lo sucedido en el pueblo wayuú con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo del Gobierno de Gustavo Petro solo se puede comparar con las Mil y una noches, no con Macondo, en Macondo no sucedían estas cosas, hay quienes dicen que todo esto es macondiano. En Macondo no había ladrones del erario público, solo de gallinas.
La Guajira norte viene siendo un Emirato de jeques arijunas y wayuú cuyas riquezas han brotado de las costillas de los nacidos el 31 de diciembre, hay genios de lámparas maravillosas que aparecen al escuchar las palabras: resguardo, compensación, cobro, ofensa, encierro, concertación y aval, de hermosas jequesas y Scheherezades que vuelan en chinchorros mágicos, que usan mantas de escotes profundos, canutillos, mostacillas y lentejuelas, evocando la retromoda de la Venezuela de los años ochenta.
El territorio wayuú se encapsuló en los laberintos de un diálogo genuino en donde solo habló un recién llegado presidente, en una especie de monólogo delirante, fiel al discurso desgastado que empleaba mi gran amigo Onésimo Sánchez en el Rosal del Virrey, algo así como:
“Estamos aquí para derrotar a la naturaleza. Ya no seremos más los expósitos de la patria, los huérfanos de Dios en el reino de la sed y la intemperie, los exilados en nuestra propia tierra. Seremos otros, señoras y señores, seremos grandes y felices. Eran las fórmulas de su circo”. En este orden de ideas tienen los wayuú de Bahía Honda un aeropuerto que traslada en aviones ambulancia a las niñas y adolescentes parturientas, los wayuú de Uribia, Maicao, Manaure y Riohacha 40 camiones fantasmas que llevan agua a los territorio donde los niños ausentistas siguen en las planillas del Simat, mientras les sirven sancochos en platos de peltres imaginarios de las ollas comunitarias.
Gustavo Petro estableció algo que denominó ‘diálogo genuino’ en el que solo habló él, se instaló tres días en La Guajira para gobernar desde aquí. En su diálogo habló de poner a producir el desierto y ordenó al Ministerio de Agricultura de apoyar y recibir todos los proyectos que enviarían las autoridades tradicionales antes del 30 de agosto del 2023 y poder ejecutarlos en el 2024, las autoridades tradicionales wayuú buscaron expertos en temas agrícolas y se ajustaron a los formatos de un ministerio que les da un año cuatro meses después, como respuesta que sus proyectos están radicados en un banco de proyecto mientras les llega financiación, sus proyectos quedaron encapsulados en la lámpara maravillosa que fue lanzada al mar para que ningún Simbad pudiera alcanzarla y llegara a manos de un Aladino que la frotara y salieran todos los proyectos a reverdecer el principado dorado de los niños y niñas wayuú.
Alí Babá aquí es el niño o los niños wayuú que no conocen estas historias fantásticas sino sus sueños y en sus sueños vieron cómo metieron 40 camiones en una cueva junto con unas ollas de plata y oro que le decían comunitarias que financiaron campañas según el pasquín de la mala hora y una gerencia nostálgica de un coronel que solo quiso ser feliz.
Si los niños wayuú conocieran las historias de las Mil y una noches, podrían imaginar que un “ábrete sésamo” sería el ensalmo que pudiera poner fin a esta sed interminable que puso a gente como Olmedo López a vivir como el sultán Shahriar que ejecutaba cada noche a una esposa, hasta que llegó el turno de la última virgen Scheherezade. que cada noche le narraba una historia que continuaba la noche siguiente postergando su ejecución.
Olmedo López de quien él mismo confiesa, maquinó ‘El plan guajira’ con congresistas de oposición, directores, consejeras de regiones y uno que otro wayuú que escapó del hambre en su niñez sin planes, ni programas, ni comisiones y cree que la niñez presente también lo logrará porque sobrevivirán quienes merezcan una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra, los demás serán enterrados y olvidados.
De los cuarenta carrotanques que llegaron a Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao les corresponden dos a cada uno y entrarán al inventario de activos de cada municipio junto con los viejos carrotanques que siempre han estado y llegado a donde el Estado definitivamente no pudo. Aquí los verdaderos Aladinos han sido los conductores de esos viejos carrotanques, que van por el desierto como si fueran encima de alfombras voladoras, no hay bancos de arena, ni arroyos, ni laberintos que les impidan llevar el agua, así lo han hecho en más de cincuenta años.
La última historia que le contó Scheherezade a Olmedo López para evitar ser ejecutada fue la de Jamü Epinayü Pushaina, el niño fantasma que quedó olvidado en el cementerio de los arijunas mientras su mamá podía ir a buscarlo. En la noche siguiente Olmedo López fue el que no apareció.
Hoy Olmedo López canta el Jayeshi triste que Scheherezade le cantaba en las mil y una noches antes de contar la siguiente historia en una celda de la Picota.
Colofón: Hace unos días en estos Emiratos le rindieron homenaje a los reyes magos el único ausente fue José Luis.
Continuará.