Al corregimiento de Cerrillo parece que por fin podría llegar el agua potable. Su sistema de micro acueducto colapsó hace mucho tiempo, pero pese a todo la gente le extrae un poco del líquido para poder cumplir con sus quehaceres.
Lo grave de todo es que se ha descubierto que la mayoría de estas pequeñas comarcas de la zona rural de Riohacha y otros municipios, sus aguas están contaminadas con heces humanas.
El pozo profundo colapsó hace tiempo, por eso las venas de agua recogen las heces que manan de los pozos sanitarios construidos para depositar los desechos humanos.
¿Eso es cierto? Sí, lo dijo Andreina García Pinto, la gerente de la Empresas de Servicios Públicos de La Guajira –Esepgua- quien acaba de firmar un contrato por $1.875.405.331, con el Consorcio Micro Cerrillo, la cual cumplió plenamente con los requisitos establecidos en el pliego de condiciones de la licitación pública 002 del 2024.
El proyecto tendrá cuatro meses para ser ejecutado, y debería iniciarse una vez se cumpla con el proceso de pólizas y otra documentación exigida por la ley.
Este sistema de microacueducto alterno busca mejorar el acceso al agua potable para los habitantes de Cerrillo, un corregimiento que, por años, ha padecido múltiples desafíos para acceder a fuentes hídricas. Con esta obra se espera fortalecer el suministro de agua de manera constante y segura.
La mayoría de los corregimientos y pequeñas veredas del Distrito de Riohacha viven el drama por falta de agua potable. Muchos habitantes tienen que transportar agua de botellones para el consumo humano, pero quienes no tienen esa oportunidad, utilizan la del pozo de forma directa.
En Tomarrazón, Cotoprix, Villa Martín, La Arena, Galán, Los Moreneros, Juan y Medio, para no mencionar el resto de comunidades que están enclavadas en el pie de monte de las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Pero el drama no solo lo viven los pequeños poblados del Distrito de Riohacha, la Alta Guajira, lo sorprendente, es que en Caracolí – Sabanas de Manuel, dos pueblos sentados a orillas del río Ranchería, donde nace el recaudo de agua para la Presa El Cercado, las corrientes dañaron el micro acueducto construido por el Programa Penseca, y la gente tiene que llegar a la orilla del afluente para cargar latas del preciado líquido para sus viviendas.
Si buscamos las estadísticas de obras de acueductos y micro acueductos, colapsadas y siniestradas, a los contratistas le sería imposible, explicar técnicamente, las razones por las cuales, la gente no cuenta con el servicio de acueducto.
La propia comunidad debería constituirse en veedurías o interventorías para denunciar los incumplimientos injustificados de los contratistas, que cobran las obras, sin ser terminadas y la gente continua padeciendo.