En el diagnóstico diferencial que le hacemos a los procesos políticos en Colombia y en especial en el departamento de La Guajira, encontramos en muchos dirigentes, líderes y personas que viven de la política, que todos presentan un cuadro clínico de olvido democrático con una persona que pasa de olvidadiza a oportunista, dicho de otra forma, los mismos que en el momento de efervescencia política ofenden a quienes eran sus opositores o por diferencias ideológicas, hoy por conveniencia llegan a las huestes de un candidato olvidando lo que escribieron o lo que dijeron en el pasado.
Los filatelistas de la política han sacado de sus archivos la colección de trinos y mensajes que en su momento publicaron por las redes sociales quienes en el pasado criticaron a los que hoy son candidatos a la Presidencia. Esos personajes que en la actualidad se han sumado o adherido a las campañas de los candidatos y que no compartían o comulgaban con sus principios, son los que llegan sin ningún escrúpulo olvidando las ofensas, epítetos y expresiones que seguramente cuando las escribieron o lo dijeron, debieron haber causado un impacto negativo en la moral del hoy candidato. Todo lo anterior nos conduce a pensar que la memoria democrática de ese tipo de personas que ofenden en el pasado y se congracian en el presente por conveniencia, sufren de Alzheimer por la demencia que hay en su memoria, en su pensamiento y hasta en su comportamiento, en donde se denota que no sufren de pena por las ofensas que dijeron en el pasado.
Lo que estamos expresando es lo que observamos con la llegada de personajes de ese tipo de calaña a las diferentes campañas con efecto nacional y acompañamiento local, en donde los choques de ideologías no generan ningún tipo de chispa, es decir, hoy vemos defensores de pensamientos que en el pasado generaban choques doctrinales en donde sin ningún escrúpulo un derechista se ha sumado a la campaña del candidato de izquierda y viceversa.
Muchos políticos de conveniencia se han sumado y la campaña ha recibido a quienes llegan sin ningún recato, cumpliendo lo que literalmente se llama ‘sabaleo’ o transfuguismo, sin importar que ayer pudieron haber descalificado algún gobierno o candidato y hoy mediante el olvido lo promueven como lo mejor que Colombia necesita. Eso es lo que muchos tratan de inmiscuirse en la expresión burlesca que dice: “la política es dinámica”. Es decir, en algún momento es bueno y en otra circunstancia es malo.
Sabemos que no somos los llamados a este tipo de calificación o descalificación de quienes practican el transfuguismo, pero muchas veces hay personajes que cuando aterrizan en una campaña, en vez de sumar lo que hacen es restar y son las campañas las que deben evaluar a quienes transitan por las sendas del ‘sabaleo’.