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El asueto festivo que se nos avecina con los dos viernes que faltan para acabar el 2021, se nos presenta en una fecha atípica en donde el 24 y el 31 de diciembre son días laborables porque aparecen en el almanaque como negro, pero en las horas de la noche se convierten en festivo por ser el preludio del 25 de diciembre y el 1º de enero de 2022.
Definitivamente, son fechas de fin de año en donde se combinan una serie de emociones que, en muchos casos, con la ingesta de alcohol y el acompañamiento de algunas canciones, extasía a la persona con las conmociones positivas saludables o en situaciones insanas, pero los dos estados están estrechamente ligados al proceso de regulación afectiva al ambiente de fin de año.
Mientras estuvimos en años anteriores bajo el calor del jolgorio, no tuvimos la premisa que el 2020 y parte del 2021 se iban a convertir en una temporada difícil de entender en nuestra convivencia. Hoy, que estamos deshojando los días que faltan de los 365 que tenemos que despedir, podemos decir que hemos vivido un año con altibajos emocionales en donde bruscamente hubo una especie de combinación entre tristeza y euforia.
Para muchos, el pasado causal de su vida personal y familiar no fue más que un cúmulo de situaciones negativas que combinadas con las melodías que se escuchan para el mes de diciembre, especialmente la vallenata, remite al individuo a comulgar con el trance que vivió el compositor y de allí se aparece en forma de estribillo lo que dijo Jacinto Leonardi Vega a través de ‘Beto’ Zabaleta en la canción ‘Así he quedado yo’: “Compadre no me diga feliz año, si acabo de pasar un año malo y siento que viene otro peor; mis sueños mis anhelos del pasado, hoy siento se me escapan de las manos…”
En el punto medio emocional está la melodía ‘Canto al amor’ de Rosendo Romero interpretada por el Binomio de Oro que dice: “Amigos cómo será el nuevo milenio, con tanta injusticia y contaminación; nunca las intrigas generan algo bueno, nunca las mentiras, envidia y corrupción. Solo el amor nos lleva hacia el cielo; siempre pero siempre poeta soñador”.
Los pensamientos y hechos positivos en medio de nuestras emociones es lo que estamos recomendando, una candidez que se manifieste como la inocencia del niño cuando sabe que un ser que no conoce le trajo su regalo, el reconcilio entre las personas cuando por alguna circunstancia tuvieron sus diferencias y con ellos el perdón, la disculpa y el florecimiento del amor.
Allí Rafael Manjarrez en ‘Bendito diciembre’, cantada por ‘Beto’ Zabaleta, la resumió en los siguientes términos que nos sirve para dedicárselo a todos ustedes: “Un feliz nuevo año, que sea de todos y para todos; navidad sin agravios, en paz o en gracia, en buenos modos. De verdad sincerarnos, si por principio hermanos somos. Gritemos con voluntad y que lo oiga el universo: Viva la pascua y la Navidad”.