Primero fue el robo de las bancas de la alameda del Hospital Nuestra Señora de los Remedios, luego las luminarias de la Plaza Almirante Padilla, dos hechos que atentan contra el poco mobiliario de la ciudad de Riohacha.
Los amigos de lo ajeno siguen destruyendo los pocos espacios públicos donde la gente puede llegar a disfrutar de momentos agradables, ante la mirada indiferente de las autoridades que se muestran permisivos ante esas situaciones.
Los hechos descritos, es solo una muestra de lo que está pasando en la ciudad, que tiene que ver además con la indiferencia de la ciudadanía que poco a poco se desprende del territorio como una muestra de desconfianza a las autoridades.
La capital de La Guajira no puede quedar a merced de quienes la vandalizan, y quienes se aprovechan de la debilidad institucional para hacer de las suyas.
El robo de las luminarias de la Plaza Almirante Padilla llama poderosamente la atención, porque está ubicada frente a la sede de la Alcaldía, de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios y la zona bancaria, es decir, sitios que gozan de vigilancia privada y de agentes de la Policía.
Los ciudadanos, en tanto, asumen una actitud pasiva frente a unos hechos que los perjudica, porque se está atentando contra la salud, toda vez que cada día son menos los espacios para la recreación.
El llamado entonces para el alcalde José Ramiro Bermúdez, y sus secretarios de despacho, para que definan las acciones que sean necesarias para seguir protegiendo a la ciudadanía, pero también a los bienes de la ciudad, especialmente a esos sitios públicos para el esparcimiento de la comunidad en general especialmente de los niños y jóvenes.
La ciudad no puede quedar en manos de quienes destruyen todo lo que encuentran a su paso, especialmente cuando se intenta reactivar la economía a través del turismo.