Llegó la Navidad y con ella debemos darle gracias a Dios que nos ha mantenido con vida para poder celebrar al lado de nuestra familia y amigos esta fecha llena de magia y alegría. La Nochebuena y el día de Navidad son fechas propicias para celebrar en familia el momento que encierra la alegría combinada con la inocencia de nuestros hijos, nietos, sobrinos y todos los niños y niñas que hagan parte de nuestro núcleo familiar, los mismos que esperan ansiosos la No- che del 24 para amanecer con su regalo el 25 de diciembre.
Hoy le damos gracias a Dios que nos ha mantenido con vida para engalanar la fiesta de la familia, combi- nada con la imaginación y el candor de nuestros niños y niñas, sin dejar a un lado el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, y todo lo encierra nuestra fe en esta fecha especial del año.
En Nochebuena debemos dejar a un lado las vicisitudes ocasionadas por la pandemia del Covid-19, sin olvidar al momento de estar con la familia y los amigos, la protección buconasal que garantice el cubrimiento de boca y nariz y con ellos afincar nuestra esperanza en Dios a través de la Biblia y el libro Hebreos 11, ya que “Por medio de la fe, entendemos la palabra y la obra de Dios”. “Es, pues, la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” y con esa convicción, celebrar en familia la Nochebuena y el día de Navidad preservando las tradiciones navideñas que nos han acostumbrado nuestros padres y abuelos.
Recordemos que la magia de la Navidad no significa poner en riesgo la salud o la vida de nuestros hijos, de nuestro entorno y de nosotros mismos, por eso debemos ser juiciosos en nuestra celebración, en la unión familiar y en cumplimientos de las medidas restrictivas que las autoridades han implantado por el bienestar de nosotros mismos. No olvidemos que la Noche del 24 es de los niños y no olvidemos que estamos en Navidad, fecha de unión familiar, día de los niños y no de los adultos.
No olvidemos que “La fe es confiar en Dios todo el tiempo” y ella nos lleva a “la certeza de lo que se espera” y para el 2022 debemos profundizar esa fe en compañía de nuestra familia en cada uno de nuestros hogares, dejando que el vecino haga lo propio en su residencia, sin poner en peligro la inocencia de nuestros hijos, nietos, sobrinos y demás familiares. Deseamos a to- dos nuestros lectores, una bendecida Nochebuena y una feliz Navidad.