Nada halagador es el resultado del Índice de Competitividad de ciudades para Riohacha en el 2020, que descendió un lugar frente al 2019.
El informe nacional de competitividad 2020-2021, revela la situación en que se encuentra la ciudad de Riohacha en el Índice de Competitividad, ocupando la posición 26, lo que debe llamar la atención inicialmente de la administración distrital, para definir algunas acciones que enrumben a la ciudad a mejorar ese indicador.
Los resultados para 2020 muestran que Bogotá D.C se posiciona como la ciudad más competitiva del país, con un puntaje de 7,49 sobre 10. El segundo lugar lo ocupa Medellín AM que alcanza una puntuación de 7,05.
En el tercer puesto se ubica Manizales AM con una calificación de 6,64. Bucaramanga AM es la cuarta ciudad más competitiva de la clasificación con 6,335, seguida de Tunja que obtiene un puntaje de 6,324.
Por otro lado, las ciudades que ocupan los últimos tres lugares del ranking y a su vez presentan mayores oportunidades de mejoras en términos de competitividad son Inírida, Puerto Carreño y Mitú, las cuales obtienen calificaciones de 3,18, 3,15 y 3,07 respectivamente.
Es importante mencionar que, entre el recálculo para 2019 (ICC 2019 de aquí en adelante) y el ICC 2020, las tres primeras ciudades conservan su posición, 7 de las 32 ciudades mejoran en el ranking al menos una posición, destacando a Cúcuta AM y Santa Marta que escalan tres posiciones en el ranking y se ubican en los puestos 15 y 16 de la medición.
Por su parte, Yopal pierde cuatro posiciones descendiendo al puesto 19, Montería y Leticia pierden dos posiciones y se ubican en el puesto 18 y 29, respectivamente.
Por su parte, Tunja, Pasto, Riohacha y Puerto Carreño descienden un lugar en el ranking frente al ICC 2019 localizándose en los puestos 5, 14, 26 y 31.
Reacciones
El economista, Mauricio Ramírez, exdirector de Planeación departamental, explicó que como territorio se debe entender que competitividad, es la generación de condiciones económicas, sociales, culturales, políticas ambientales para que la economía y el desarrollo se puedan dar, lo que implica que se debe intervenir en sectores estructurales como el acceso al agua, energía de calidad y a bajo costo, desarrollo de vías de comunicación para el ingreso de bienes y servicios, acceso a tecnologías como internet de calidad.
Como también que la carga tributaria estimule la llegada de nuevos negocios y emprendimientos, cualificar el recurso humano para acceder a empleo de alta calidad, garantizar un servicio de salud de calidad carácter una población laboralmente sana, garantizar la seguridad ciudadana, entre otros.
Precisó que la competitividad no es un tema solo de la Alcaldía, es responsabilidad de universidades, empresarios y ciudadanos, que involucra muchas variables y sinergias, es además multisectorial y requiere el compromiso de todos
Agregó que un territorio competitivo atrae inversión privada, genera empleo y desarrollo permite elevar calidad de vida.
Indicó que es urgente que todos los sectores sociales e institucionales se sienten a hablar de competitividad.
Además, que es prioridad también renovar liderazgos, tanto en instituciones públicas como privadas, darle entrada a nuevos actores y nuevas formas de pensar. “Es la única forma de transformar estas realidades que tanto nos atropellan”.
“Pero más que todo para lograr una región competitiva necesitamos generar un cambio cultural, con una sociedad con aspiraciones más altas, con más altos estándares, comprometida a trabajar por este objetivo, deben renunciar al individualismo, el cómo voy yo, pensar más en el futuro que en el presente, deben entender que hay que cambiar porque como están las cosas no vamos para ningún lado”, agregó.
Por su parte, el exsecretario de Hacienda distrital y departamental, César Arismendi, expresó que una de las dificultades que inciden para que el Distrito no avance en su Índice de Competitividad es el tema del servicio de energía, que debido a su alto costo y a su deficiencia obliga al cierre de establecimientos comerciales que se han venido formalizando, lo que termina estimulando la informalización.
Puntualizó que también la gestión de gobierno incide para que la ciudad no crezca, porque se centra en lo que pueda hacer y no en lo que puede gestionar para otros sectores.
“Aquí se olvidan de la empresa privada y tampoco generan economías externas para que el sector privado pueda tener unas condiciones de desarrollo”, dijo.
Recordó que economías externas se llama al servicio público como la energía, como resolver el tema del sistema de alcantarillado, el tema de los trámites para agendar empresas de manera formal, como armar redes de colaboración del sector privado, entre otros.
En ese sentido, Arismendi Morales puntualizó que el desarrollo económico no necesariamente depende del presupuesto de los gobiernos, porque existen algunas gestiones institucionales que son mucho más valiosas y que generalmente se olvidan por hacer.
Precisó también que es necesario que los recursos propios se inviertan en los sectores que más generen economías internas.