Un total de 300 niños de La Guajira se estarán beneficiando del programa ‘Desayunos para mejores días’, que se realizará durante 20 días al mes por seis meses que representan 120 días del año.
La estrategia beneficia también a niños de los departamentos de Risaralda, Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca, Meta y Tolima, que tiene como objetivo contribuir al mejoramiento del aprendizaje en el regreso a clases.
Cabe recordar, que uno de los graves problemas de cientos de familias del Departamento, especialmente de la etnia wayuú, tiene que ver con la falta de una adecuada alimentación, lo que genera algunas consecuencias en los menores que se enferman por desnutrición, lo que también está ligado a la falta de agua.
La situación la padecen especialmente las familias wayuú asentadas en los municipios de Uribia, Manaure, Maicao y Riohacha, quienes siempre reclaman la presencia del Gobierno nacional, del departamental y municipal, buscando solución a un problema que los sigue agobiando.
En ese sentido, es importante recordar que según el último informe de la organización Dejusticia, ‘Territorio wayuú: entre distancias y ausencias. Pobreza alimentaria, malnutrición y acceso a agua potable en los entornos escolares de Uribia’, los niños de La Guajira siguen viviendo en condiciones marginales y que ponen en riesgo sus vidas.
El estudio reveló que durante el 2020 murieron más de 60 menores por causas asociadas a la desnutrición.
Además, quedó claro que el hambre y la malnutrición tienen un impacto desproporcionado en los pueblos, comunidades étnicas y en los grupos con menores recursos económicos, aunque en las zonas urbanas del Departamento las condiciones no son las óptimas, los niños que viven en la parte rural son los más afectados por la falta de recursos y el apoyo del Estado.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura –FAO–, 811 millones de personas padecen de hambre en el mundo, y 132 millones enfrentan inseguridad alimentaria y nutricional debido a la pandemia de Covid-19.
El organismo de la ONU resaltó que cerca de 2.000 millones de personas tienen deficiencias de micronutrientes, es decir, carecen de suficientes vitaminas y minerales; y millones de niños padecen retraso del crecimiento y formas mortales de desnutrición.
Ante este flagelo, la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación toma mayor relevancia, al buscar que se genere una consciencia colectiva sobre la problemática de seguridad alimentaria que padecen millones de personas a diario, la reducción del desperdicio de comida y la movilización de diferentes sectores sociales en torno a la lucha contra el hambre.
En Colombia, la compañía Kellogg y la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia –Ábaco– beneficiarán a 2.300 niños de La Guajira, Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca, Risaralda, Meta y Tolima, con la entrega de 11.500 desayunos para contribuir al mejoramiento de su aprendizaje en el regreso a clases y aportar el 20% de las recomendaciones diarias de energía y nutrientes.
“Gracias al trabajo conjunto con aliados sociales, implementamos programas de alimentación infantil que buscan luchar contra el hambre en Colombia, y así avanzar en nuestro compromiso de alimentar a 375 millones de personas a nivel global para 2030”, dijo Alejandro Ortega, gerente General de la Región Pacífico de Kellogg’s.
De hecho, ante la crisis generada por la Covid-19 y para satisfacer el aumento de la demanda, ambas organizaciones ampliaron la capacidad de su operación al llegar a 3 millones de personas y registrar un aumento del 391% en número de beneficiados respecto a 2020. Este resultado se alcanzó gracias a donaciones en efectivo realizadas por aliados sociales y la compañía.
“Por más de una década, a través de nuestro programa ‘Mejores Días’, hemos enfocado nuestros esfuerzos en combatir la desnutrición infantil, cuidar el medio ambiente e impulsar el bienestar y la inclusión”, comentó Ortega.
La perspectiva regional
En otras latitudes del continente, la multinacional adelanta estrategias que apuntan a la reducción del hambre en la primera infancia y a promover desarrollo económico comunitario mediante la estructuración de proyectos productivos basados en la elaboración de alimentos.
“Creemos en una región con igualdad de oportunidades y de crecimiento. Por eso estamos comprometidos en ayudar a erradicar el hambre y luchar contra el desperdicio de alimentos al fortalecer nuestra cadena de producción”, agregó Ortega.
En Argentina, por ejemplo, impulsan iniciativas de producción artesanal de dulces con calidad diferenciada, que a través de la capacitación de personal y la adopción de altos estándares de calidad para acceder a nuevos mercados, busca incentivar el crecimiento económico de las familias y la región.
Por su parte, en Ecuador, se lleva a cabo el programa social ‘Desayunos para barrigas contentas’, que tiene el propósito de proveer desayuno nutritivo que permita un correcto desarrollo fisiológico en los 300 niños y niñas de 4 instituciones sociales adscritas a la red de beneficiarios del Banco de Alimentos Diakonía, con el apoyo de socios estratégicos como el Grupo Bimbo.