Lo mismo en materia de política económica o inversión social, en agricultura y ganadería también hay diferencias entre la prédica del plan de desarrollo y la conducta del ministerio del ramo. Si la línea general, sean cuales fueren los motivos, opera para que difieran el diagnóstico y sus soluciones, resulta difícil que una excepción honrosa no saque la cara por el gobierno.
Pero claro en el entendido de que el titular del despacho (estamos hablando del ministro de Agricultura), jefe de departamento administrativo, director o gerente de instituto o empresa del estado estuviera animado por la voluntad de impulsar iniciativas de rango administrativo o técnico.
Ahora, más grave que transitar una ruta que divorcia a los programas de sus objetivos y causas, es justificar la presencia dentro de una jerarquía con el fin de lograr propósitos que no se confunden, propiamente, con el patriotismo que se exige a los altos funcionarios.
Eran ambiciosas las metas relativas a la adecuación de tierras, inversión en riego, explotación del potencial agrícola, localización de los distritos, ampliación de los planes de drenaje y participación de los usuarios en el cumplimiento de todos estos programas en los cuales la desaparecida Incoder tendría un papel importante que cumplir.
En La Guajira, por ejemplo, se han desvanecido las construcciones de los Distritos de Riego del Ranchería y de San Juan del Cesar, y ya no es el Gobierno el que los construirá, sino el sector privado por el sistema se concepción, eso lo expresó el expresidente Santos en varias reuniones de carácter nacional y regional, pero hoy ni una cosa ni la otra. Razón tiene el exministro Amylkar Acosta Medina, cuando expresa: “De acuerdo contigo.
Pero por lo visto van a seguir tratando de engatusar a los guajiros, mamándole gallo para seguir postergando la ejecución del proyecto multipropósito del Ranchería. Lo más reciente es el contentillo porque es solo eso, de contratar un nuevo estudio del estudio del estudio, disque de “Actualización de estudios y diseños” y todos tan felices. Cuando se hizo el anuncio por parte del Gobierno casi que no cabían en la foto con la presidenta de la ADR Ana Cristina Moreno, sacando pecho y tratando de sacarle réditos electorales. Que tristeza”. Ahí estamos pintados los guajiros.
¿Por qué no se construye la segunda etapa de la Represa, con los dineros que le entraron en el pasado reciente, al sector agropecuario por concepto del uno por mil que fueron más de 4.1 billones de pesos, como fue establecido en el pacto nacional por el agro y desarrollo rural en cumplimiento al decreto 1987 de 2013? Si el nervio de la construcción de la represa del Ranchería han sido distritos, para el crecimiento económico de nuestro Departamento y así existe un sin número de proyectos en el país, como por ejemplo los besotes en el Departamento del Cesar, entonces ¿cuál es la ruta del sector agropecuario?
Gremios, medios de comunicación, dirigentes políticos y simples ciudadanos se pronuncian, a cada momento, en contra del desdén con que se trata al sector agropecuario.
Si algo ha conquistado, pese a todas las adversidades, se debe a los esfuerzos heroicos de agricultores y ganaderos y no a la acción del Gobierno. Nunca antes el sector agropecuario había decrecido tanto en el PIB Nacional como en la era del 2008 al 2012.
En el 2008, el crecimiento del sector fue del 1.2 % pírrico del PIB Nacional, que no se le podría llamar crecimiento sino decrecimiento. Desde 2009 al 2012 el decrecimiento en el PIB Nacional estuvo en el sector agropecuario en el 2.3% y en el último año ha tenido un leve crecimiento del cual no podemos cantar victoria.
Entre tanto, el único Ministerio del equipo económico sumido en el más rutinario mantenimiento administrativo es el suyo, es decir el Ministerio de Agricultura.
¿Cuál será la ruta para contrarrestar los TLC que el Gobierno nacional ha firmado con Estados Unidos y Europa, donde los subsidios son la principal arma de los productores de esos países?
El país no merece sus desvelos ni el servicio público su fidelidad a las responsabilidades que implican la vinculación a su engranaje. Nada le queda al país de su mesurado compás de estadista en ciernes.