La participación de la empresa privada en el ámbito social y económico de las comunidades guajiras que integran su área de influencia, ha sido un factor que contribuye al desarrollo regional y nacional. ¿Pero si se ha dado ese factor de desarrollo a través de la responsabilidad social de la empresa privada en su área de influencia? ¿Si ha existido una responsabilidad social de las empresas que explotan nuestros recursos, en bien de unas zonas tan deprimidas como ha sido el caso específico de La Guajira?
Es preciso aclarar que el desarrollo social y económico de las regiones, es ante todo una responsabilidad del Estado y que las iniciativas particulares en esta materia, responden al compromiso consciente de las empresas para aliviar parte de las crecientes necesidades que rodean a la comunidad y que requieren urgentes soluciones. Sin embargo, varias de estas empresas que explotan los recursos en la península, parece importarles un rábano la suerte del entorno social, donde obtienen importantes ganancias económicas.
Es el caso de las empresas públicas de Medellín que explotan nuestros vientos a través de la energía eólica y los indígenas wayuú en el área de influencia del parque Jepirachi, lo que han recibido son pírricas ayudas, migajas de una civilización que le es esquiva y ladran como el perro de Anarkos sin recibir una respuesta favorable a sus ingentes necesidades. Parece ser que, en sus políticas públicas, la responsabilidad social no existe en sus planes de desarrollo del entorno guajiro.
De tal manera, que la responsabilidad social de la empresa privada asentada en La Guajira, se entiende como el desarrollo integral de sus miembros y la ejecución de acciones, directas e indirectas que procuren al bienestar de la comunidad.
El Departamento, un territorio de futuro promisorio, de inmensos recursos naturales, mineros y energéticos, de costas y paisajes de hermosuras y única escenografía, aloja en sus regiones, comunidades y pobladores legendarios. De la Baja, Media o Alta Guajira, mestizo o indígena wayuú, el guajiro se ha caracterizado por su voluntad de trabajo y su espíritu de progreso. ¿Pero a estas alturas cuál ha sido el balance de beneficio social que las empresas privadas han ejecutado en bien de las comunidades donde explotan los recursos no renovables? El resultado no es el más favorable en términos generales. Si miramos el Cerrejón y a su corredor minero, ferroviario y portuario, se nota que parte del progreso y el desarrollo ha llegado a esta área de influencia, gracias al desarrollo y puesta en implementación de sus cuatro fundaciones que fueron creadas debido al atraso y al subdesarrollo alarmante que el Cerrejón (no sé por qué dejaron de operar) encontró en su área de influencia, sin desconocer también ha contribuido con sus recursos al desarrollo empresarial, y a la calidad de los avances tecnológicos y de formación profesional de sus líderes y dirigentes.
De igual manera, lo que ha hecho Chevron, donde ha extendido su preocupación más allá de su área de influencia, contribuyendo con la cultura de municipios como San Juan del Cesar y Villanueva (solo con donación de 50 acordeones para la Fundación Festival Cuna de Acordeones). ¿Pero la Chevron, las Empresas Públicas de Medellín y Promigas si han hecho un esfuerzo para que la responsabilidad social aminore un poco este subdesarrollo alarmante en su área de influencia?
Sin desconocer que la construcción del complejo carbonífero, revitalizó la economía local y regional y contribuyó en oportuno momento a salvar la difícil coyuntura por la que pasaron los comerciantes de las zonas fronterizas del Departamento. El empleo generado durante esa etapa del complejo y en la actualidad, es comparable al generado por el sector agropecuario de la península. Vista así las cosas ha faltado mayor cohesión entre nuestra clase dirigente y la empresa privada, aunque últimamente se están dando casos de reingeniería.