La paz se ha convertido en uno de los grandes enigmas para la nación. Paz que perdió el país con el surgimiento de las guerrillas liberales hace más de 50 años, ante los atropellos de los “Godos” de la época que por ejemplo en Antioquia tomaban las cabezas de los liberales y jugaban fútbol con ellas, tal como está registrado en el libro del Sacerdote, pedagogo y escritor Fidel Blandón Berrio ‘Lo que el cielo no perdona’, quien tuvo que utilizar por mucho tiempo el seudónimo de Ernesto León Herrera, quien fue testigo de innumerables atrocidades cometidas por los “Chulavitas”.
Actos de barbarie de ingrata recordación para los colombianos. Cada día la paz firmada por el gobierno Santos, ha tenido muchos inconvenientes por diferentes razones legales o no legales. Los de las Farc que cometieron actos terroristas de lesa humanidad, a través de actos terroristas, han reconocido en parte sus actos de barbaries y no han dicho toda la verdad ante la JEP (Jurisdicción especial para la Paz), que fue uno de los logros de la paz pero que ha tenido muchas críticas en su formación y en su ejecución. Las curules ganadas en el congreso para la firma de la tan anhelada paz, tampoco ha sido el beneplácito de una gran mayoría de la opinión pública nacional. Ellos los de las Farc que ahora son congresistas ahora juzgan lo que otros hicieron, pero sin mirar ellos lo que cometieron.
El pueblo es quien ha llevado la peor parte en esta vorágine de violencia: los policías, soldados, líderes sociales, empresarios, dirigentes políticos, Campesinos y estudiantes han sido asesinados por décadas. Colombia es el tercer país en desigualdad en América del Sur, lo que genera que el conflicto sea social y mientras haya desigualdad la violencia continuará. Los hechos así lo indican y el tiempo lo ha venido demostrando. El paro que lleva 25 días, es la mayor muestra de ello. Protestas que han sido vandalizadas y mercantilizadas por intereses del narcotráfico y electorales han generado el mayor caos en Colombia en los últimos veinte años.
El proceso que se inició en el gobierno de Belisario Betancur y que condujo a la desmovilización del grupo armado M-19, a través de su reinserción a la vida civil, después de un indulto que se dio en el Congreso de la República y que todo el país aceptó, a pesar de hechos tan sangrientos, como la toma del Palacio de Justicia, donde perdieron la vida honorables magistrados, gente del común, los subversivos armados del M-19 y personas que salieron con vida del Palacio y posteriormente en confusos acontecimientos fueron declaradas como desaparecidas y a la fecha, este acto de barbarie continúa en el recuerdo de todos los colombianos. Este proceso fue reabierto por la justicia colombiana y se lograron las primeras condenas por parte de la Fiscalía a miembros de las Fuerzas Militares de ese entonces por los desaparecidos.
Posteriormente a la desmovilización del M-19, lo hizo la Unión Patriótica, que era un ala política de las Farc, que fueron exterminados por los violentos de nuestra patria. El mismo Estado, sin querer queriendo contribuyó a dicho exterminio. Recuerden ustedes aquel fatídico discurso del 19 de marzo de 1990 por parte del Ministro de Gobierno del Presidente Virgilio Barco, Carlos Lemos Simonds, en medio de un encendido debate en el senado, quien aseguró: “En las elecciones del 11 de marzo, el país votó contra la violencia y derrotó al brazo político de las Farc, que es la Unión Patriótica”.