Las homilías del sacerdote Iván Peláez, párroco de la iglesia Santo Tomás de Villanueva, me han dado base para esta columna, ellas tienen connotaciones en todos los órdenes: religioso, espiritual, de fe y de confusión de los mismos católicos. Como todas sus homilías dejan enseñanzas y más de una reflexión, cuando concurrimos a la casa de Dios, donde elevamos oraciones al Señor, dador de la vida y hacemos nuestros actos de contrición de lo que hemos venido realizando en el mundo terrenal.
Me explicó el sacerdote Iván, reflexionaba ante los feligreses, que los católicos hoy viven en un mar de confusiones. Es el caso de que si alguno observa a otro católico con una biblia o leyendo la misma biblia, enseguida expresan que son evangélicos, de manera despectiva. Como si los evangélicos fueran una raza rara que practicara actos que van en contravía a los mandamientos de Dios. Y el padre Iván siempre ha ido más lejos, los católicos que mantienen una biblia a la entrada de su residencia, no permiten que nadie la toque y la mayoría de las veces permanece llena de polvo, como quien dice la utilizan más como un trofeo y para que la gente crea que son seres que aman a Dios y por supuesto aman al prójimo, pero la realidad es otra.
Y el cura párroco reflexionaba de su experiencia como docente en la Institución Educativa Roque de Alba, le pedía a sus alumnos que por que no traían la Biblia y más de uno le contestaba “ombe Padre eso no lo voy a hacer yo”, porque dicen ellos que no son evangélicos y otra feligrés católica le expresaba a otra que cómo así que iba a misa si allá son idólatras que adoran imágenes y él sacerdote intrigado buscó a la feligresa y le preguntó y usted no es católica y ella respondió “si padre” y entonces ¿por qué esa actitud? Padre eso dice la gente. Esto refleja que muchos feligreses católicos viven momentos de confusión de las religiones en el día de hoy.
Esto indica que los católicos no leemos la biblia, nos da pena y vergüenza y porque pensamos en el qué dirán y pareciera que estuviéramos viviendo los momentos de la época de Jesús, cuando existían los fariseos que se hacían llamar santos y separados y practicaban su religiosidad con pasión y fanatismo y solo ellos eran los dueños de la verdad.
El Padre en sus tantas homilías siempre ha preguntado y con razón y ¿dónde está la fe? Si no leen la palabra de Dios entonces cómo ponen en práctica lo que el mismo creador nos ha direccionado en esta vida terrenal para cuando llegue la transición hacia la muerte podamos disfrutar de la vida eterna y sino leemos la Biblia, entonces estamos actuando como robots o autómatas que como los mismos fariseos, saduceos y escribas del antiguo testamento eran cuerpos blanqueados por fuera pero seres putrefactos por dentro. ¿Será que nos está ocurriendo lo mismo?
Con todos estos procederes pareciera que estuviéramos aplicando la premisa de la negación. ¿Qué es? Es la no aceptación de una verdad con respecto a algo que existe sea tangible o intangible. Es pretender evadir la confrontación con hechos o cosas que de alguna manera nos están afectando. Es no admitir nuestra responsabilidad en hechos o situaciones que estamos afrontando y que pretendemos obviar con el simple hecho de ignorarlos.