Si existe un artista que le haya dado glorias al folclor vallenato, es sin duda y sin derecho a apelación Jorge Oñate González, ‘El Ruiseñor del Cesar’, ‘El Jilguero de América’, el precursor de la música vallenata, el que abrió los caminos victoriosos de esta música que es magia y que es poesía y el que le cantó al vallenato por más de medio de siglo.
Jorge Oñate fue un artista íntegro, en La Guajira jugó de local, por ello varios de los festivales le han hecho homenajes, como el realizado el domingo 16 de diciembre de 2018 en La Jagua del Pilar, más que merecido este homenaje que le brindó el Festival Vela de Marquezote, lo que lo tenía hinchado de alegría junto a su patrona, que ha sido el amor de su vida, Nancy Zuleta. Su última producción musical con el joven acordeonero samario Javier Matta se ha convertido en éxito musical de fin de año. Jorge Oñate siempre será el Ruiseñor de mi valle y de toda Colombia.
Al inicio de la historia de la música vallenata, se impuso primero el acordeonero o acordeonista, hablando de la década de los 20, 30 y 40. De ahí en adelante comenzaron a surgir voces, las cuales se iniciaron en la guitarra, pero fue finalizando la década de los 60, cuando surgió la voz más impactante y que comenzó a revolucionar la música de ‘Francisco El Hombre’, personaje mítico de La Guajira, a quien se le debe la patria potestad de esta música inmarcesible. Esta voz que se ha convertido a través del tiempo en el precursor de nuestra música, es la de Jorge Oñate González.
Gracias a todo el reconocimiento que merece el ‘Ruiseñor del Cesar’ o ‘Jilguero de América’ es que la academia latina de la grabación, que otorga el Grammy, le entregó en las Vegas en noviembre del año 2010, siendo su acordeonero el finalista en la emisión Rey de Reyes, Cristian Camilo Peña.
El premio a la ‘Excelencia Musical’, distinción que le entregó el presidente de la Academia, el mexicano Gabriel Abaroa y que Jorge Oñate recibió con la mayor alegría, y le dio las gracias a Dios por este premio que enorgullece a la música vallenata, a La Paz su pueblo, a su familia, a sus seguidores y en fin a la gente del Cesar y de La Guajira. Este premio que lo recibió por segunda vez un colombiano –el primero lo había recibido el maestro Rafael Escalona– el consejo directivo de la academia, selecciona cada año a 6 personas reconocidas por haber abierto brecha en el camino de la música vallenata.
La voz de Jorge Oñate fue clara, nítida, llena de las mejores notas musicales. Su cadencia en la interpretación de los diferentes ritmos musicales fue bien sostenida. Su voz va acorde con los fuelles del acordeón: sube y baja, baja y sube en unos tonos vocales que lo hacen líder en el canto de la música de Francisco El Hombre, de Escalona, del maestro Emiliano, eso que con mucho honor se llama vallenato. En Jorge se conjugan las notas musicales del Do mayor, de Re, del Si Bemol bien sostenido para hacer de él el cantante más completo en la música vernácula. Quien diga lo contrario es un necio en cuestiones de voces musicales.
Cantantes como Jorge Oñate que le han dado lo más grande de su producción musical al folclor vallenato lo hacen merecedor de todos los elogios, de todos los reconocimientos y de todos los honores. Paz en la tumba a nuestro ‘Jilguero de América’, Jorge Oñate.