El regreso del exconcejal, exdiputado y exsenador Samuel Santander Lopesierra Gutiérrez a la arena política en el departamento de La Guajira, ha generado reacciones de toda índole tanto a nivel nacional como regional.
Reacciones donde el país cachaco, como siempre con su doble moral, tachando a los costeños y en especial a los guajiros con las peores calificaciones, pero a los del centro del país como si fueran unas mansas palomas, especialmente en la política.
El nombre de “Santa” como es conocido cariñosamente en esta región de la patria, ha caído súper bien en la arena política, porque conocen de su trascendencia en la política guajira, donde jamás en los diferentes escenarios cuando fue elegido como concejal del municipio de Maicao, como diputado del departamento y como senador de la República estuvo inmerso en actos de corrupción o de favorecimiento alguno para beneficio personal o familiar.
La honestidad política de “Santa” Lopesierra en el plano político ha sido demostrada con hechos como un hombre de servicio a Maicao y a La Guajira, de eso nadie lo pone en duda y menos en entredicho.
“Santa” se inició primero en su vida pública como concejal de su tierra natal Maicao en el periodo 86-88, saliendo elegido con más de 3 mil votos para el Concejo, sacando en la época votación como diputado.
Puso su nombre por el movimiento político MIL- Movimiento de Integración Liberal- siendo sus dirigentes su abuelo “Chema” Ballesteros, Jorge Segebre, Esteban Bendeck Olivella, Samuel Lopesierra Bernier- su padre- Guillermo Solano Figueroa, Miguel Pinedo Barros, Lorenzo Solano Peláez, Jorge Clavijo, Horacio Campo, Esteban Aguilar, El Señor Chaves, quien fue el de la idea de que “Santa” aspirara al concejo de Maicao por el MIL.
Estos señores que fueron de gran valía para La Guajira, serios y responsables con un movimiento y con un departamento. Como concejal puso su credencial al servicio de los maicaeros sin contra prestación alguna.
Luego en el periodo 88-90 aspiró por el FULL- Frente Unido Liberal- con la votación más alta que un diputado haya sacado en La Guajira.
Se dio el lujo del sacar dos renglones: Andrés Pérez Bernier y Sócrates Barros. Luego en el periodo 90-92 volvió a salir como diputado, otra vez con la más alta votación en el departamento. En estos dos periodos se puso siempre al servicio de los gobernadores de la época y eso sí, sin contraprestación alguna -nada de contratos y nada de coimas por aprobar proyectos que fueran en beneficio de su amada guajira-el salario que era recibido como diputado eran donados para una fundación del centro migratorio de Maicao.
Ante tanta popularidad y ante tanto carisma que ha sido su ángel, los dirigentes políticos le pidieron que aspirara al senado de la República y él aceptó el reto, sacando una votación histórica de 42 mil votos, ocupando la 19 votación a nivel nacional. Como congresista logró importantes obras que se ejecutaron en su departamento amado. Jamás le solicitó al presidente Samper contratos para beneficios personal o familiar en La Guajira o en el resto del país o a nivel regional. Nunca solicitó nada a cambio, de eso puedo dar constancia y eso sí solicitaba proyectos que beneficiaran a diferentes municipios de La Guajira y sin excepción jamás solicitó a los alcaldes de la época que le dieran o que se beneficiara de él, familiares o amigos cercano. Recuerdo una anécdota que estando como gerente regional del Incora, nombré provisionalmente a Napoleón Carranza Liñán como jefe financiero de la regional, quien hacía parte del grupo político de Amylkar Acosta Medina, quien también salió senador a nivel nacional y cuando le comenté a quién había nombrado me dijo: “Compadre y qué dijo Amylkar Acosta”, como quien dice, un dirigente político ajeno a las rivalidades y a la envidia. Lo importante era servir y servir bien.
El único defecto que tiene “Santa” Lopesierra es servir a la gente, a su gente; donde el pueblo maicaero y guajiro lo quieren, lo admiran y se alegran enormemente de su regreso a la arena política por convicción y siempre pensando en el desarrollo de su Maicao del alma, para realizar una política de cambio y diferente a lo que sucede hoy en día.