Desde hace muchos años en La Guajira y en todo el país se viene poniendo en tela de juicio el poder de la ley. Porque la ley tiene un poderoso enemigo que se llama corrupción. Y, que se sepa, desde que el hombre es hombre, siempre ha estado acompañado de estos dos inseparables elementos: la ley y la corrupción.
La ley amparándose en la eternidad de los valores humanos y la corrupción arropándose con antivalores que se presentan con vestidos llamativos y se entronizan como valores, falsos a todas luces, pero, la sociedad los acoge con entusiasmo y los ponen como ejemplos de vida. Es la historia de la humanidad.
Pareciera que la historia de la humanidad estuviera umbilicalmente unida a la corrupción. En los documentos más antiguos que se conocen aparecen registrados actos de corrupción. Corrupción aplicada por los seres humanos. En el evangelio de San Mateo se registra una apreciación de Cristo en donde señala: “Hagan y guarden todo lo que ellos les digan (se refería a los escribas y fariseos) pero, no imiten sus obras porque dicen una cosa y hacen otra”. Y eso es corrupción.
Ahora, lo lamentable es que la corrupción esté unida al poder político y económico, en una especie de matrimonio indisoluble en donde no hay divorcio que valga. Ya alguien había dicho: “El poder corrompe”. Es discutible. Siempre habrá posiciones en contra y a favor.
La pregunta obligada entonces es ¿qué papel juega la ley para que la corrupción no arrase con todo? Buena pregunta. La ley ha sufrido y seguirá sufriendo derrotas; pero, nunca se dará por vencida. La ley es la ley. Ya sea natural o creada por el hombre. Sus principios se mantendrán fieles por siempre. Y nunca faltará el hombre o la mujer que defendiendo sus principios o los principios de una comunidad, tomará para sí mismo la defensa de la ley aún a costa de su paz, su tranquilidad o el bienestar de su familia.
¿Y qué decir de la ley? Ella sobrevive muy a pesar de los tremendos golpes de la corrupción. Es oportuno traer a colación unas palabras del presidente Gustavo Petro en su discurso de posesión cuando definió a la ley como: “El poder de los que no tienen poder”. Exacto. La ley es eso y más que eso.
La ley existe para defender al grande y amplio sector de la humanidad que no tiene los recursos económicos ni los amarres políticos para que no se les atropelle en su dignidad como seres humanos. La ley es el amparo y último recurso que les queda a nuestras comunidades wayuú, afros y criollas para no padecer por la falta de agua, educación y salud. Que la fuerza de la ley arrope a todos los guajiros.