Aquí vamos. Viviendo y aprendiendo, aprendiendo y viviendo. Vivir para contarlo, como diría nuestro premio Nobel de Literatura y después de vivir todas las vicisitudes relacionadas con el agua en el departamento de La Guajira, de pronto y gracias a los organismos internacionales y a los medios de comunicación, nos estamos dando cuenta de que el agua no es cualquier artículo sujeto a los caprichos de los gobiernos o que haya que pagar para disfrutar de él. No. El agua es un derecho humano.
Según lo establece el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, “el agua es un recurso natural limitado y un bien público fundamental para la vida y la salud. El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. El Comité ha constatado constantemente una denegación muy generalizada del derecho al agua, tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados. Más de 1.000 millones de personas carecen de un suministro suficiente de agua y varios miles de millones no tienen acceso a servicios adecuados de saneamiento, lo cual constituye la principal causa de contaminación del agua y de las enfermedades relacionadas con el agua”.
Así las cosas, “la polución incesante, el continuo deterioro de los recursos hídricos y su distribución desigual están agravando la pobreza ya existente”. Como podemos ver, la escasez del agua agrava la pobreza de nuestros pueblos. Wayuú, afros y criollos sufriendo las consecuencias de la exposición y consumo de un agua que no es apta para el consumo humano y que le abre las puertas a todo tipo de enfermedades.
Nos inclinamos a pensar que solucionar la problemática del agua debería ser una prioridad en todos los municipios guajiros, sin excepción. Pero, estamos enredados en otras cuestiones que, aunque no dejan de ser urgentes, no debemos perder de vista que sin agua no es posible plantear ninguna alternativa de desarrollo, en ninguna dimensión. ¿Cómo hacer turismo local, nacional o internacional sin ofrecer un agua limpia y saludable a los turistas, especialmente a los niños?
Si quiere nuestra clase dirigente puede mirar hacia otro lado y convertir en necesidades cuestiones que no pasan de ser unos sencillos deseos. El agua no es un deseo. El agua es una necesidad. Y, hoy se abre camino la consideración de que es un derecho humano con todo lo que ello implica y que, en consecuencia, organizaciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos puede entrar a terciar y preguntarle a la dirigencia guajira: ¿Qué hacen y que han hecho para que el pueblo guajiro disfrute de un agua segura y potable?