La reactivación de la economía de Venezuela y su respectiva democratización se encuentra por buenos caminos, eventualidad a la que muchos empresarios colombianos le vienen apostando para que el Gobierno de los Estados Unidos le alivie las sanciones impuestas al régimen de Nicolás Maduro.
Mientras que esos mismos empresarios le han pedido al Gobierno de Colombia que baje el tono de las airadas relaciones diplomáticas con el vecino país, territorio que con La Guajira no solamente comparte frontera, sino una relación comercial informal con el estado Zulia, la misma cultura demarcada en la llamada ‘Nación Wayuú’ y los lazos familiares que ancestralmente hemos tenido con la tierra de “Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó…”.
El triángulo económico entre Venezuela, Estados Unidos y Colombia es necesario y así lo han dejado de presente los empresarios de los tres países que han hecho el lobby para el buen entendimiento entre las partes, que de cumplirse, como lo han planeado internamente los equipos diplomáticos de cada país, Venezuela comenzaría a ponerse interesante para la inversión extranjera, básicamente de toda América.
Incluso, los empresarios de Colombia y los Estados Unidos ya comenzaron a comprar bienes raíces para hacer inversiones, las aerolíneas colombianas han mostrado su disposición en volver a tener conexiones aérea con el vecino país, mientras que la dolarización en Venezuela, aparte de haber desvalorizado la moneda local, también ha sido el salvavidas para mejorar el desequilibrio entre la producción y la demanda.
En algún momento se dijo que Venezuela se estaba quedando sin ciudadanos, ya que el desplazamiento masivo de sus habitantes a muchos lugares del mundo engrosan las cifras de emigrantes, hoy el tema se mira desde otra óptica, los venezolanos ya comienzan a buscar el retorno a su país debido a la flexibilización del régimen, la economía comienza a reactivarse, regresan y llegarán nuevas empresas extranjeras con garantías de inversión.
Lógico, debe existir un mejoramiento de la política local que sería el sello de garantía para que Estados Unidos levante cualquier medida restrictiva en su contra y de inmediato los venezolanos que abandonaron su país regresan a su patria disminuyendo los grandes cordones de miseria, y por supuesto, mejorará la seguridad barrial en Colombia.
De cumplirse, como diplomáticamente lo han establecido los gobiernos de Venezuela y los Estados Unidos, el mayor beneficiado será Colombia como país fronterizo y con quien ha tenido en los últimos 20 años sus diferencias ideológicas, mientras que en la medida en que a Venezuela le sean levantadas las sanciones económicas y otorgue licencia a las petroleras estadounidenses, mejorarán las condiciones laborales y atraerá nuevamente la mano de obra que de Venezuela se fugó.