Con el Domingo de Ramos se inicia la Semana Santa, fecha en la que muchas iglesias llaman a sus fieles a la reflexión, temporada en la que no sabemos si los diferentes candidatos a la Presidencia de la República se encomendarán a Jesucristo como hijo de Dios para que los guíe y obtengan del electorado el voto de confianza que los conduzca sin ninguna crucifixión a la Casa de Nariño.
Históricamente hemos entendido que el Domingo de Ramos es una celebración cristiana que rememora la entrada de Jesucristo a Jerusalén y su aclamación como hijo de Dios. Tomando ese principio que nos enseña la Biblia podemos decir que el domingo 29 de mayo se cumplen las elecciones presidenciales en donde el presidente que elijamos los colombianos va entrar a la Casa de Nariño sin ningún contratiempo.
Es una semana de reflexión en donde las fórmulas presidenciales deben de dejar a un lado las agresiones verbales y presentar a su electorado cuáles son las propuestas que van a desarrollar cuando tengan el mandato de la Presidencia, debido a que se trata de una confrontación de ideas en donde los candidatos deben atacar los argumentos y las propuestas, mas no agredir con palabras a los demás aspirantes y los seguidores, todo esto basado desde el principio del debate y la retórica.
Todavía los debates políticos continúan siendo un tinglado de agresiones verbales en donde el contrario trata con expresiones ofensivas basados en el pasado, en los errores y ahora hasta en el color de la piel, de amilanar al contrario. Cuando se hace una campaña o un debate que genera miedo, las personas que van a votar no pueden elegir con tranquilidad.
Los candidatos que se someten a cualquier escrutinio deben generar confianza y tranquilidad, complementado con las propuestas coherentes que le presenten a sus electores, por eso proponemos que esta semana de reflexión sea la propicia para dejar a un lado el tinglado de las ofensa y participar del debate con altura para que sea el pueblo, el que en medio de su libertad elija al mejor.
Señor elector, recordemos que La Guajira ha sido azotada por el centralismo bogotano, el cual nos ha obligado a llevar nuestra propia cruz, cruz que corresponde a la infinidad de problemas que son del resorte presidencial y que los presidentes elegidos, posesionados y que han gobernado, no han traído ni han finalizado para este Departamento unos proyectos de envergadura; antes por el contrario, han prometido concluir los ya iniciados, los cuales se les pasa durante su mandato y después salen con la estupidez que en el próximo gobierno serán terminados.
Esperamos que la semana de reflexión les sirva a los candidatos presentar unas propuestas coherentes para que su gobierno las ejecute y tenga como finalidad beneficiar a toda una población.