Por primera vez el mapa y factores de riesgo electoral entregado por la Misión de Observación Electoral que contiene el capítulo de violencia política, La Guajira aparece sin ninguna señalización, pero parece que Maicao lo quieren contramarcar con las amenazas y amedrentamientos en contra de uno de los candidatos a la Cámara de Representantes.
Nos referimos al bochornoso acto protagonizado en contra de la campaña de Alejandro Rutto Martínez, que a juicio de sus denuncias, prende las alertas al dejar al descubierto los factores de violencia en su contra, tras recibir amenaza de muerte en momentos en que se encontraba en una reunión proselitista.
Aún le queda pendiente a las autoridades de San Juan del Cesar y La Guajira, esclarecer si lo ocurrido en el kiosco del dirigente político Moisés Daza, califica dentro de los factores de violencia política, sin olvidar la destrucción de los afiches que promocionan las candidaturas, llamada por muchos como la guerra de afiches, lo cual podría ser otro hecho generador de violencia política.
En el informe de los expertos de la MOE presentado en el ‘Sexto encuentro de editores políticos’ cumplido en Cartagena y que contó con la presencia de los editores de medios políticos del país y al cual Diario del Norte fue invitado, nos dejó bastante preocupado la manifestación de violencia política que se viene dando en otras regiones diferentes a nuestra península, relacionada con las amenazas a líderes y dirigentes políticos, votantes y periodistas. Lo ocurrido en San Juan del Cesar, que es un tema por esclarecer, y ahora lo de Maicao con la amenaza en público en contra del candidato a la Cámara de Representantes por el Partido de la U, prende las alarmas para establecer si en La Guajira ha comenzado la violencia política.
El hostigamiento político no solamente ha comenzado a presentarse en La Guajira, sino que también se viene fomentando una especie de maltrato psicológico por parte de algunos opositores de campañas, situación de la que no se salvan ciertos integrantes de la misma lista a Cámara de Representantes, viendo en su compañero el gran rival de las elecciones del 13 de marzo, no sabiendo que ese trabajo que hace, en algún momento le puede servir para el umbral electoral.
Ese tipo de situaciones desagradables para muchos y seguramente agradable para quienes rayan en la violencia política, no deja de generar todo tipo de fobia en contra del contrario, del opositor y en muchos casos del compañero de lista. Y, a dónde dejamos las ofensas y los insultos perpetrados por personas preparadas o enviadas para atentar en contra la dignidad, el honor y la credibilidad de quienes se encuentran en competencia como es el caso de Alejandro Rutto, a quien aparte de quebrantarle el derecho político al momento de hacer reuniones públicas, también le están perturbando la fe religiosa que profesa.