El pasado 26 de enero del presente año, fue una fecha triste para Villanueva y en especial para la familia Dangond Soto, por el fallecimiento del patriarca conservador Tomás Joaquín Dangond Morales, conocido cariñosamente como “Tomasito” Dangond, por cuestiones del covid-19 en una clínica de Valledupar. Contaba con 99 años de edad y próximo a cumplir los 100 años el 11 de mayo. Que cosa con esta enfermedad que se ha ensañado con esta honorable familia villanuevera. El pasado mes de mayo del 2021 sus dos hijas fallecieron también por covid-19, como fueron la empresaria Luzmila y la docente María de Jesús Dangond Soto. Su hija Silia también se encuentra afectada por el covid en una clínica en Valledupar.
“Tomasito” Dangond fue un personajazo de nuestra querida Villanueva en todos los sentidos: como padre fuera de serie, como amigo incondicional, como abuelo amoroso y consentido con todos su nietos y bisnietos, como villanuevero ejemplar en su vida pública y privada. La nostalgia embarga a este columnista, quien era su gran amigo y con él hacía tertulias inolvidables de su vida buena y generosa. Hasta el día 25 de enero mantuvo esa buena vibra de su noble corazón y expresaba a sus familiares “bueno y porque no me vienen a visitar, ya quiero irme para mi casa”.
El patriarca conservador Tomás Dangond Morales o “Tomasito” como era conocido cariñosamente entre los suyos, sus noventa y nueve años, mantenía plena lucidez mental, de sus años bien vividos y en sana paz con Dios y con la humanidad; siempre recordando el ayer, como si fuera hoy, feliz por esa familia hermosa que construyó con base a los principios morales, de respeto, de solidaridad del uno con el otro y así como él les ha enseñado, ellos le han dado su mejor heredad. Nunca por cuestiones de salud le expresaron o le confesaron que sus hijas Luzmila y “Mary” habían fallecido y él siempre preguntaba por ellas. Nunca olvidó al “Palle” o Tomás Milciades y al ‘Chingo’ o Antonio Marcelino que murieron primero. Sus hijos José, Nuris y Silia, así como sus nueras Orieta y Lulia y su yerno Cesar; le prodigaron en amor hasta los últimos instantes de su vida y le recompensaron con ese amor de lo feliz que sentía con su familia.
Siempre en sus cumpleaños asistíamos a celebrar con él y con esa alegría contagiosa que lo embargaban cada 11 de mayo. Como siempre ese selecto grupo de amigos, que éramos de los caros afectos de la familia Dangond Soto: como es el empresario Guillermo Rojas, el ya fallecido ex alcalde de este municipio Luis Erasmo Dangond Cuadrado y su esposa Rubby Quintero de Dangond; de la rectora del colegio Silvestre Dangond Daza, Estela Zabaleta Montero y su esposo Franco Mendoza; de Álvaro David Dangond ya fallecido y señora Gloris Habid de David; de Amalia Mazeneth Cabello y por supuesto sus yernos Juan Manuel Daza quien ya no está en el mundo terrenal, Fabián Dangond, Cesar Daza, Mirza OrietaOlivella, sus nietos; Ahisne Pinedo y su esposo Jhon, Mireya Fuentes y Lucho Liñán, entre otros. Cuanta nostalgia nos produce la sumatoria de tantos buenos recuerdos.
“Tomasito” o Tomás Dangond Morales, era hijo de Tomás Dangond Martínez, quien era hijo de Beltrán Dangond González, hijo de “Musiu” Dangon. Es decir que “Tomasito” es descendiente directo de este importante líder francés que vivió en Villanueva más o menos en la época de 1840 a 1868 y quien hizo historia por ser el primer caficultor que tuvo Colombia, con la semilla traída de Martinica. Y como el mismo “Tomasito” lo afirma, que conoció el amor de su vida, Doña “Herme” Hermelinda Soto, porque su primo el ingeniero civil graduado en Francia en la época, Silvestre Dangond Daza -quien construyó el famoso puente Salguero-, se llevó a un puñado de Villanueveros para la zona de carreteras en la construcción de la vía Barrancas- Cuestecitas y en Barrancas. Doña “Herme” cuando lo vio fue amor a primera vista o como lo detallara su hijo ausente el “Palle” “este gringo es mío”. Hermelinda Soto era hija del patriarca Milciades Soto, hermano de Simeón y Samuel Soto, dirigentes de la época que tuvo el municipio minero.
Como asiduo contertulio de mi gran amigo “Tomasito” me sorprendía cada día su lucidez mental. Sus recuerdos del ayer que los evocaba de manera pausada pero certera. Su jocosidad que siempre la tenía a flor de piel, cuando afloran recuerdos de sus hijos ya fallecidos como el “Palle” y el “Chingo” de más años atrás, se notaba esa nostalgia en su cara, pero limpiaba sus tristezas con el amor de sus hijas y de su hijo José a quien todavía regañaba.
Qué bueno. Como Villanuevero se siente uno orgulloso de haber tenido un personaje como “Tomasito” Dangond, con esas calidades humanas, ese don de gente y los principios morales inculcados a los suyos desde bien temprano. Descansa en paz amigo mío.