Inició el 2019, un año con nuevos propósitos para todos los guajiros, pero también para quienes ejercen cargos de poder que se enfrentan al último año de su gestión administrativa, toda vez que en el mes de octubre se elegirán nuevos gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles.
Corresponde a los actuales alcaldes empezar a revisar detenidamente sus programas de gobierno para establecer su porcentaje de ejecución y redoblar los esfuerzos por cumplir las metas propuestas.
La Guajira no pasa por su mejor momento, su crisis institucional no ayudó a generar empleo que es lo que demanda la población para poder subsistir en medio de la pobreza.
De allí que el gobierno departamental y los entes territoriales deben empezar a trabajar para recuperar la confianza en la comunidad, quienes a pesar de su pasividad sienten en carne propia no poder gozar de un mejor nivel de vida que se traduce por ejemplo en eficientes servicios públicos, acceso a una educación de calidad y gratuita, a la salud de manera eficiente, a un trabajo digno y especialmente que no sigan muriendo los niños wayuú por hambre y sed.
También deben los administradores de turno empezar a generar una cultura de respeto mutuo en estas nuevas elecciones que se avecinan, para que los sufragantes se sientan en plena libertad de votar a conciencia.
Como siempre los retos son enormes cada vez que inicia un nuevo año, pero también los desaciertos están a la orden del día cuando los alcaldes sienten que les está llegando la hora de entregar el poder y empiezan a sentir la nostalgia propia del momento.
Por eso deben entender que ya está terminando el periodo de gobierno, y que es necesario concentrarse en culminar las obras que iniciaron y dejar la casa en orden.
La comunidad en tanto debe ejercer un mayor control sobre las administraciones, estar atenta a las ejecuciones de las obras y exigir su cabal cumplimiento.
También les corresponde analizar detenidamente lo que ha sucedido con La Guajira en estos últimos años para privilegiar el voto libre y consciente, una lucha que deben seguir las maquinarias desde las administraciones para que las trabajen y así imponer sus candidatos.